La vida gira alrededor de los “me gusta”, “seguir”, “comentar”, ya no nos preocupa profundizar o prepararnos, todo esto ya pasó de moda, ahora está en boga ser influencer. Pocos de estos entregan contenido que nutre a la sociedad, mientras que la mayoría deforma la manera de ver el mundo; no puedo entender que se haga viral una persona diciendo groserías, degradándose para satisfacer el morbo, otros incluso exponen a sus hijos, familiares y/o amigos, poniéndolos en riesgo.
A pesar de tener mente abierta, existen límites para todo. Hacer el ridículo, burlarse de la gente, dañar, agredir o maltratar; no es algo de aplaudir y duele el alma ver que esa clase de contenidos recibe aceptación. Pareciera como si la sociedad hubiera apagado las neuronas. Ahora ya no se apoya contenido sano, la gente quiere ver dolor, terror, maldad, para luego preguntarse: ¿qué pasa con esta sociedad?; y lo que pasa es que nosotros somos quienes la hemos echado a perder al ser permisivos, por creer que la libertad es ofender, que mientras más hablemos de religión somos más buenos, que burlarse y abusar de los demás es un derecho, que ver a otro ser sufriendo es cómico, que la apariencia es más importante que la esencia, duele ver como esos estereotipos han hecho que muchas personas corran detrás de una “falsa perfección”.
Pero estamos en el siglo XXI. ¡Seguro que nuestros ancestros deben estar decepcionados!, ellos lucharon por libertad, igualdad, progreso y miren a dónde fuimos a parar. Aplaudo a quienes sí aportan a la sociedad, enseñando algo que sirva para mejorar. Los invito a aprender a cocinar; a crear ustedes mismos un detalle para un ser especial; a arreglar pequeñas cosas que sí podemos hacer en casa; a reflexionar; a pensar; a entender la manera de enseñarles a nuestros niños de forma más fácil matemáticas, idiomas, ortografía; y a exponer su trabajo para mejorar nuestra economía. Ayudemos dando un “me gusta” a los emprendedores, compartiendo para que llegue a más personas. Los invito a apreciar la historia y a viajar con la mente. Sí es cierto que no todos tienen la posibilidad de viajar, de conocer el mundo, pero a través de los ojos de otra persona es hermoso conocer otras culturas. Puede suceder que no sean buenos expresándose personalmente, ¡hagan un video!, y denle las gracias a sus seres queridos.
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Utilicemos la tecnología para nuestro provecho no para la decadencia social, no pongan imágenes sugerentes de sus niños, ellos son vulnerables y no sabemos cuántas malas personas pueden estar detrás de las pantallas. No hagamos bromas crueles, entendamos que hay pequeños seres imitando y quizás para ustedes sea chistoso, pero para alguien eso puede resultar mortal. No hagamos viral el acoso, no es una gracia, puede llevar a un estado de depresión del que no se puede salir. No juguemos con los sentimientos de nadie, no comentemos algo que no vivimos, no sabemos y no entendemos. No seamos atrevidos; entendamos que aceptar una solicitud de amistad o dar un “me gusta” no significa que exista una relación o un estado de confianza para que usted vaya a poner: “hola mi amor, bella”. No faltemos el respeto al otro. Seamos educados, con un saludo o unas felicitaciones, basta; guarde sus arrumacos para su pareja, sus seres queridos.
Quizás muchos solo pasarán esta reflexión y dirán: ¡qué pereza, tan largo!, no les agrada leer, pero ver contenido sin ningún valor durante horas, sí. No sé a cuántos llegue el mensaje, si usted es uno de los que sí se dio tiempo de leer; ¡gracias!, y para usted: ¡buen viento y buena mar!, que sea un nuevo año lleno de bendiciones. (O)
Aissa Tatiana Pazmiño Real, Guayaquil