Ecuador tiene una deuda externa que dobla el techo constitucional de 40 % del PIB. Debe millones de dólares a los trabajadores y afiliados al IESS y a cientos de prestadores privados de sus servicios de salud. El Estado emplea a menos del 10 % de la población, con empleados en miles de escuelas, colegios, universidades, dispensarios de salud, policías y militares. Sin sueldos altos ni ‘viáticos’ por viajes innecesarios, un Estado así es lo que necesitamos. Una nación que favorece a los negocios y no los negociados, a vivir en paz y sin crimen organizado, con cárceles, sin viejitos, jóvenes ni niños en la calle y sin femicidios, con educación, salud acceso al agua y salubridad, libertad de pensamiento y emprendimiento. (O)

Diego Fabián Valdivieso Anda, economista, Quito