La fecundación en el ser humano se inicia con la introducción del espermatozoide masculino en el óvulo femenino y que con la multiplicación celular comienza la vida en este. Las autoridades discuten ‘resolver’ con el aborto el delito de la violación, suspendiendo a cierto tiempo el crecimiento y desarrollo del niño y con esto cortar la vida y castigar así al ser inocente; y no se compara con el castigo al delincuente, Se considera con esto que todo queda ‘bien’ ante los ojos del mundo.
¡Pena de muerte para el niño indefenso! Para que exista una decisión sabia y justa en la que todos creamos que ‘está bien’, pero lo que sí no podrán convencer, es a su propia conciencia y no podrán borrar lo realizado. Ahora las autoridades tienen el poder de decidir, pero se debería analizar acerca del o los agresores sexuales, la promoción de la salud mental y emocional, todo empieza en el hogar y el entorno que nos rodea; qué podemos hacer la sociedad para evitar este tipo de actos que marcan para toda la vida, y que no se termina realizando un aborto.
Cuando sea el momento de tomar la decisión, se acuerden de los niños y las niñas, incluyendo a sus familiares. Dios los ilumine, les dé sabiduría, salgan en defensa de la vida y que permitamos el disfrute en el futuro, tanto ellos como nosotros, de la paz, justicia y el amor. ¡Sí a la vida, no a la muerte! (O)
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Vicente Eduardo Ocaña García, doctor en Medicina, Guayaquil