En solo unas semanas han ocurrido masacres en un garaje de carro (Guayaquil), un velorio (Manta), un restaurante (Montañita)... Es repudiable cada acto sangriento que sucede en nuestro país, no hay cese.

Cada vez que sucede una tragedia los políticos tienen ‘calurosas’ palabras para aquello: “Me solidarizo con sus familias...”, ¿qué resuelven con solidaridad si no se detiene el infierno que vivimos? No es justo que los menores de edad crezcan en un ambiente tenso, macabro. ¿A quién debemos recurrir para que nos brinde seguridad? (O)

Jesús David Gómez Loor, universitario, Durán