Los 3.800 electores de la parroquia Calacalí del cantón Quito acudirán nuevamente a las urnas, una vez que el Tribunal Contencioso Electoral (TCE) declaró la nulidad de las votaciones que se realizaron el 5 de febrero pasado, de los vocales de la junta parroquial en las que el voto nulo superó a los votos válidos. Foto: Pexels


Luego de ver el día a día del accionar poco ético de muchos asambleístas y políticos en general, y de la confirmación por parte del Tribunal Contencioso Electoral de que deben llevarse a cabo nuevas elecciones en la parroquia rural Calacalí del cantón Quito (Pichincha) por haber resultado ganador el voto nulo en las últimas elecciones seccionales, he reflexionado que definitivamente en las próximas elecciones nacionales la mejor opción, opino, será la que escogieron los habitantes de Calacalí, esto es, votar nulo.

Así, cuando en las elecciones para presidente de la República se repita la clásica opción de elegir entre los dos menos malos candidatos finalistas, no sería raro que el pueblo se pronuncie mayoritariamente anulando el voto, y se forzará a que los partidos y movimientos políticos propongan nuevos candidatos que realmente brinden la opción no de elegir al menos malo, sino al más preparado y del cual se conozca ampliamente su historia de vida en la que se reflejen su capacidad y experiencia; y en las elecciones para asambleístas se rechace a los candidatos impreparados, oportunistas y carentes de honestidad que lo único que buscan es llegar a la Asamblea Nacional a buscar la manera de obtener réditos económicos en su posición.

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¡Vamos, ecuatorianos, por un cambio total en la vida política del Ecuador, siguiendo el ejemplo de los habitantes de Calacalí! (O)

Luis Vizuete Santos, ingeniero comercial y contador, Guayaquil