Es un dolor y vergüenza mirar las ridiculeces a las que recurren ‘salvadores’ de la patria candidatos a sacrificarse dejando todo solamente para representar a cada uno de los habitantes del país.

Salvar, representar, palabras viciadas, tomadas y teatralizadas, actuadas por dirigentes organizadores de paros; por gobiernos y funcionarios públicos; por candidatos nuevos en la política, y por políticos no nuevos que se golpean el pecho, rompen las camisas por tener votos y reelegirse. El ecuatoriano con principios éticos y religiosos, apolítico que gana el pan con el sudor de su frente, tiene a un solo representante y Salvador que es Dios, que sí protege y salva. (O)

Marcial Llerena, Daule