Un vecino me decía: “Por fin se terminó la pandemia”, y que estaba botando las mascarillas que le habían sobrado, los geles, y rompería el certificado de la vacunación, ya que no sirven. Otro compañero del barrio daba gracias a la vida de que ahora se “largó” el coronavirus, y que lo mismo debería pasar con los delincuentes, extorsionadores, criminales y malos políticos, que se arrancan los ojos por el poder y no les importa el país ni las gentes, ni la paz, seguridad, salud, educación, el trabajo.

Una dama vecina enfermera nos explicó que terminó la emergencia sanitaria, pero el virus está presente con sus variantes y puede complicar alguna dolencia preexistente que tengamos (en diabéticos, asmáticos, etc.) y producirnos la muerte si no nos cuidamos. (O)

Efraín Marcillo M., Durán