Como recordarán, el pasado domingo 20 de agosto, mientras los ecuatorianos íbamos a las urnas a sufragar para elegir a nuestras autoridades, en Sídney (Australia) se realizaba el encuentro futbolístico entre las selecciones femeninas de España e Inglaterra ante la presencia de aproximadamente 70.000 personas.

La selección española, en los minutos reglamentarios, venció a la inglesa al poner el marcador en 1 a 0. Las triunfadoras recibieron sonoros aplausos desde las distintas localidades del estadio; los que rápidamente se fueron extendiendo en la población de cinco continentes.

Real Federación Española de Fútbol pide perdón al mundo: El beso prohibido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso ‘causó daño al deporte y nos sentimos profundamente apenados’

Inmediatamente los organizadores del evento procedieron a la entrega de medallas. Por su parte, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, aprovechó estas circunstancias para, en forma sorpresiva y por un segundo, darle un beso en la boca a la jugadora del equipo triunfante Jenni Hermoso; acto reprochable, por donde quiera que se lo mire. Esta razón fundamental hizo que se dejara de hablar del justo triunfo deportivo femenino español para dedicarle el tiempo al repudiable y desagradable beso.

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Esta acción desafortunada del dirigente ya la han criticado respetabilísimas personalidades del deporte y del Gobierno español, a las que me sumo.

Selección masculina de España se pronuncia sobre tema Luis Rubiales-Jenni Hermoso: Rechazamos su comportamiento inaceptable, no ha estado a la altura de la institución que representa

Para concluir, quiero decir que este desaguisado hace muchísimos años ya fue ubicado en su lugar cuando se redactó el siguiente texto, titulado El beso en España, que dice:

“En España, bendita tierra, donde puso su trono el amor. Solo en ella el beso encierra armonía, sentido y valor. La española cuando besa, besa de verdad, y a ninguna le interesa besar con frivolidad. El beso en España lo lleva la hembra muy dentro del alma, le puede usted besar la mano, así la besará cuando quiera. Pero un beso de amor no se lo da a cualquiera”. (O)

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José María Palau Ostaíza, abogado, Guayaquil