El martes 14 fue el Día del Amor. El amor tiene que ser de todos los días porque es la única razón de la existencia humana de la cual pocos saben disfrutar; depende de cómo lo sientan, con el corazón o con la mente. Si es solo con el corazón, el riesgo de equivocarse es mayor; con la mente, el fracaso es menor, pero se pierde la emoción, incluso con la mente depende hacia dónde se incline el deseo, si es en el lado izquierdo será meditado, sagrado, confeso; si es en el derecho, serán las hormonas las que alcanzarán un desenfreno y si bien es emotivo y precipitado, el fracaso está asegurado.

El amor son los pequeños detalles de cómo florecer, de un inusitado y no convocado o estudiado y fingido sentimiento. Un nacimiento de una persona, de un clavel; un mar escanciando la arena de una playa; el misterio del sol que nos hace posible la luna, el germinar de la semilla; el agua que nace inquieta en la montaña como un pequeño riachuelo que luego se precipita en forma de un hermoso y esplendoroso río que invade el mar para fundirse; etc., son el más fiel de los amores de Dios; el secreto de su amor eterno con su naturaleza, nos genera aceptar las cosas como son, con un pequeño gran detalle que el amor de Dios da la libertad para disfrutar de su esencia, de su belleza y virtud. ¿Acaso alguien enseñó a las personas a besar?, ¿a los gorriones quién enseñó a hacer con amor un nido?, ¿acaso una persona enseñó al colibrí a vivir entre las flores? El amor es natural, lo dio Dios. Regresa donde das, y qué bello si es con una digna sonrisa.

Recuerda que hay algo nuevo por descubrir todos los días y que el amor es como la solidaridad, mientras más das más recibes del Creador. El verdadero amor es más dar que recibir. El amor se manifiesta con palabras y sus mejores expresiones no están solo en los versos sino en la sinceridad. (O)

Publicidad

Hugo Alexander Cajas Salvatierra, cirujano, Milagro