El Acuerdo de París del 2015 requiere que todos los países establezcan metas de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para frenar el cambio climático, lo cual se ha traducido en una presión continua para que las compañías reduzcan sus huellas de carbono. Este requerimiento implica que las compañías pueden aumentar la calidad de los insumos desde un punto de vista ambiental, transitar hacia una tecnología que reduzca las emisiones de carbono, pagar los derechos de emisiones o comprar créditos que compensen las emisiones de carbono. Estas últimas soluciones han llevado a que se desarrolle un mercado de derechos de emisiones o de créditos de carbono.

En los últimos años, la respuesta ha aparecido por parte de los inversionistas que han desarrollado nuevos mecanismos de inversión, especialmente a través de las nuevas compañías tecnológicas que ofrecen soluciones al problema de calentamiento global (Climate Tech) orientadas a disminuir las emisiones, desarrollar mecanismos para adaptarse a los cambios climáticos y mejorar el entendimiento del problema climático.

Según el reporte de PwC acerca del estado de Climate Tech en el 2021, la inversión mundial en este sector llegó a $ 87,5 millardos entre la segunda mitad del 2020 y la primera mitad del 2021 lo cual representa un incremento anual del 210 %. Además, las inversiones promedio aumentaron de $ 27 millones a $ 96 millones. Un aspecto importante para el crecimiento de este sector ha sido el desarrollo del subsector de las compañías nuevas financieras orientadas a problemas ambientales (Climate Fintech) y la emergencia de las Compañías de Adquisición de Propósito Especial (SPAC).

La mayor parte de la inversión en Climate Tech ha sido en EE. UU. (65 %) seguido por Europa (21 %) y China (10 %). En Latinoamérica la inversión todavía es muy limitada; sin embargo, se proyecta como uno de los principales rubros de inversiones de nuevas compañías. Por ejemplo, Moss.earth, caracterizada por el uso de blockchains para manejar los créditos de carbono, hace dos meses recibió $ 10 millones en una ronda de series A.

Latinoamérica y el Caribe se pueden posicionar como la principal región proveedora de créditos de carbono, especialmente considerando los 50 millones de hectáreas de tierra reforestable en Brasil. Aunque el precio de la tonelada métrica de CO2 es todavía bajo en la región, en mercados regulados como la Unión Europea es alrededor de $ 94, lo cual facilitaría llegar a la meta de neutralidad de carbono en el 2050 según el Acuerdo de París.

El desarrollo de un mercado de carbono en Latinoamérica es todavía un desafío importante por la tendencia a desarrollar mercados locales que responden a intereses políticos o por la falta de mecanismos de control de actividades predatorias, como es el caso de mineros informales en búsqueda de oro. Sin embargo, si es posible lograr la armonización de políticas, normas, estándares e instituciones de cada país, el desarrollo de mercados regionales de carbono para Latinoamérica representaría un estímulo importante para el desarrollo de la región, con un impacto ambiental y social positivo. (O)