La expresión modus operandi en latín significa modo de obrar, se refiere a la manera de proceder de una persona o de un grupo de personas. El término fue propuesto por el mayor Llewelyn W. Atcherley de la policía de Yorkshire, y lo dio a conocer en 1913 en el marco de sus investigaciones, de ahí que se lo suele asociar a conductas delictivas. Sin embargo, se aplica a numerosos contextos; por ejemplo, en los negocios se lo utiliza para describir procesos, sistemas y técnicas preferidos de una empresa de hacer negocios, tomar decisiones e interactuar con otras empresas.

Si se estudia a las personas, a las empresas, a lo largo del tiempo y se identifica su modus operandi es posible predecir con certeza sus resultados futuros. Por eso los inversionistas más exitosos, como Warren Buffet, son seguidos para entender su modus operandi y repetir sus decisiones.

En una sociedad diversa, discrepar es algo normal; es enriquecedor conocer y entender otras maneras de ver e interpretar la realidad. Lo clave es el modus operandi que empleamos cuando dialogamos para llegar a acuerdos. Un diálogo ganador es concebido como un proceso, que no se agota una vez, es un continuo de interacción en el que los seres humanos se escuchan unos a otros con tal profundidad y respeto que cambian y aprenden mientras lo practican.

Los investigadores Connolly, Motroni y McDonald en su libro The vitality imperative proponen que las partes deben ser genuinas y la conversación, auténtica. Genuinas en el sentido de reconocer que siempre hay coincidencias y discrepancias y que ninguna de las partes es igual a la otra, superior o perfecta; y auténticas en el firme deseo de dialogar para llegar a una intersección. Por ejemplo, “si para mí esto es importante y para ti no, ¿cómo podemos ayudarnos el uno al otro?”, “¿qué es lo que tenemos en común en este compromiso?”.

Un diálogo ganador produce tres resultados: intersecta los propósitos, mantiene cordiales relaciones entre las partes y desemboca en acciones y acuerdos específicos. Requiere un nuevo modus operandi: liberarse de perjuicios respecto del otro, escuchar para entender, tener razonamientos y emplear cifras veraces que los comprueben, usar un vocabulario y tono cortés, amable; expresar la idea sin divagar y no tomar como personal lo que el otro dice, aunque sean críticas.

Un modus operandi que privilegia contraponer opiniones desde posturas rígidas con la única intención de prevalecer u obtener prebendas conduce al fracaso. La pandemia demostró que sí es posible cambiar el modus operandi en poco tiempo, las empresas, universidades y organizaciones modificaron sus modos de servir y de trabajar, entre otros. La Ley de Creación de Oportunidades es el mejor laboratorio que tenemos disponible para empezar a cambiar el modus operandi político, en particular sobre cómo conversamos en el país sobre los grandes cambios que debemos hacer. Y es también un ejemplo para todos, ya que en un mundo diverso y complejo es un imperativo vital tener diálogos ganadores en todos los espacios de convivencia. Hacerlo cambiará nuestra vida, bien lo dijo el sabio chileno Humberto Maturana. (O)