Uno de los flagelos que más preocupan a las sociedades es el narcotráfico; la cadena, desde las plantaciones de la hoja de coca, el proceso de refinamiento del alcaloide, el transporte y la distribución para el consumo, deja un reguero terrible de violencia y muerte. No hay espacio del cuerpo social en donde no se enquiste este terrible mal; gobernantes, jueces; políticos, militares, policías; hombres y mujeres de todas las edades, son tentados por narcotraficantes que manejan un arma letal y poderosa: ingentes cantidades de dinero.

Por desgracia hay que señalar algunos ejemplos de prominentes militares y policías que han sido seducidos por los capos de las mafias y han llenado de vergüenza y deshonor a su institución y a su país.

En Panamá, en 1983 se tomó el poder el general Antonio Noriega (1934-2017), en reemplazo del mítico general Omar Torrijos, que falleciera trágicamente. Su gobierno fue corrupto, represivo y ligado a los carteles de la droga colombianos; en 1989 fue defenestrado a través de una invasión de fuerzas militares norteamericanas; fue condenado a largas penas en cárceles de EE. UU. y de Francia.

El general Arnaldo Ochoa (1930-1989), héroe de la guerra de Angola; el militar cubano más condecorado fue acusado de tráfico de cocaína, diamantes, marfil y de operar con el cartel de Medellín; se lo enjuició y fue fusilado junto con otros oficiales acusados de alta traición, el 13 de julio de 1989.

En Bolivia, en febrero de 2011, el general René Sanabria Oropeza, director de la Fuerza Especial de lucha Contra el Narcotráfico, a la sazón asesor de Inteligencia del gobierno de Evo Morales, fue detenido en Panamá acusado de narcotráfico, trasladado a EE. UU., donde fue sentenciado a catorce años de prisión. Durante el mandato de Evo Morales hubo graves acusaciones de narcotráfico, publicadas varias veces en la revista brasileña Veja.

Jesús Gutiérrez Rebollo, general mexicano, jefe del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas, el primer “Zar antidrogas” en el gobierno del presidente Ernesto Zedillo. Fue detenido en 1997 acusado de soborno, obstrucción a la justicia, facilitar el transporte de cocaína y de estar vinculado al cartel de Juárez. Fue sentenciado a 40 años de prisión.

Diosdado Cabello, teniente del Ejército venezolano, cercano al extinto Hugo Chávez, hombre fuerte del régimen de Nicolás Maduro, ha sido acusado por el Departamento de Justicia de los EE. UU. de liderar el cartel de los Soles y junto con subversivos colombianos manejar el comercio internacional de la droga.

La lista es larga de personajes públicos ligados con las bandas de narcotraficantes, figuran gobernantes, autoridades civiles, políticos, policías, militares; a muchos de ellos les han revocado la visa estadounidense, entre otras causas, “por cometer actos delictivos”.

En nuestro país la preocupación es grande por la cantidad de droga incautada, por la presencia de mafias extranjeras y por los terribles hechos de sangre que han conmovido al país; se suman las declaraciones que ha hecho el embajador de EE. UU., que existen “narcogenerales” en nuestras fuerzas del orden. Asunto que necesariamente debe aclararse con urgencia. (O)