Eran los años 60 del siglo XX, en la calle Elizalde, entre el Malecón Simón Bolívar y la calle Pichincha, acera sur, se estacionaban taxis. Cuando de uno de los edificios cercanos salía quien fue un personaje público en lo político, empresarial y social del Ecuador de unos años antes, ya anciano –de venerable podría habérselo calificado– los taxistas arrancaban para que no los llamara. ¿Por qué?, por su costumbre de subirse a los taxis y luego no pagar, por lo que los taxistas preferían no darle servicio. Cuentan que le preguntaron por qué ese comportamiento. Su respuesta habría sido tajante: “Un caballero nunca paga, porque puede ser que no quieran cobrarle”.

El personaje existió, lo de los taxistas fue cierto. Pero, así y todo extraña lo relatado. Sin embargo, en los hechos, aun cuando realmente no pueda considerárselos caballeros, hay múltiples y no venerables sujetos que son tramposos por práctica de vida.

Si en la banca pública se infringen condiciones de montos y cauciones, se actúa en perjuicio de todos los ecuatorianos. Peor si hay trampas y fraudes.

El presidente de la CFN BP, Iván Andrade, ha entregado información de concentración de créditos en esa entidad y los medios han reproducido las citas de los mayores deudores, que –por supuesta coincidencia– sus conductas tributarias, con excepciones, también evidencian su práctica de no pago.

Que la pandemia de COVID-19, a partir del 2020, golpeó a muchas empresas productoras de bienes y de servicios, claro que sí; que en los días que vivimos no solo está afectado el comercio internacional por la invasión de Rusia a Ucrania y por otros factores, las dificultades del transporte naviero y sus costos, por ejemplo, también es cierto. Pero el empresario y deudor honesto propone alternativas en búsqueda de viabilizar soluciones. Los tramposos no, prefieren hacer más montajes de trampa.

Y ¿si a los que no pagan les va bien en unos negocios, se corrigen?: para nada.

Una persona que hizo fortuna en los dos gobiernos anteriores, al que se lo tacha de haber estado en el negocio con Sinohydro de Coca Codo Sinclair, el proyecto energético más grande de la historia del Ecuador, con fisuras irreparables y riesgo de colapso que según Marisol Andrade, directora del SRI, de $ 4 millones que se canalizaron por la cuenta de Comercial Recorsa recibió $ 2,3 millones, tiene un entramado de juicios, que incluye supuestos daños y perjuicios. En el caso de la CFN BP desde el 2007.

Lo importante en la banca pública es que realmente haya recuperación, no que se le impongan, vía acciones de protección, daciones en pago de tierras que al norte, al sur, al este y al oeste casi colindan con la nada.

No deben colapsar las fuentes de trabajo, para eso la banca pública debe dar facilidades, pero no para que se la trampee. Aun con coactiva y embargo, pasos que no pueden omitir los responsables de la banca pública, pueden salvarse las fuentes de trabajo.

No al falso dilema: o se hacen refinanciamientos o nuevos créditos que acumulen montos que no se pagan, por los desvíos de fondos que se han dado y pueden repetirse, o quiebran las empresas. (O)