El pasado 26 de junio se conmemoró el Día Internacional de la Lucha Contra el Uso Indebido y el Tráfico de Drogas y el Gobierno Nacional anunció que invertirá hasta el 2027 un total de 27 millones de dólares en políticas públicas para prevenir el consumo de drogas y fortalecer la salud mental.
Lo dijo el ministro de Salud Pública, Juan Bernardo Sánchez, durante la Jornada de Cooperación en Prevención Integral del Uso de Drogas en Ecuador. Las adicciones son un problema de salud pública que termina engrosando los índices de inseguridad, de acuerdo con estudios científicos y especialistas en el área, por lo que siempre ha sido urgente el trabajo en prevención y rehabilitación.
“No todos los delincuentes se drogan, pero sí puedo decir que todos los que se drogan terminan convertidos en delincuentes, porque el consumo de drogas transforma la conducta”, advierte en una entrevista con este Diario Julieta Sagñay, psiquiatra y experta en adicciones.
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Las adicciones no están reservadas a un sector de la sociedad, afectan a todos y por ello las soluciones tienen que ser una exigencia global. Hay que rehabilitar, pero también prevenir. La tarea del Estado debe empezar por frenar el tráfico y venta de sustancias prohibidas. Mientras está obligado a trabajar en ello, también tiene la responsabilidad en salud de atender a los que han caído, ojalá antes de que lleguen más bajo involucrándose en actos delictivos o un túnel sin retorno.
Es positivo saber que hay un presupuesto destinado para la prevención, aunque lamentablemente continúa siendo bajo frente a la magnitud del problema.
En América Latina, al 2022, la inversión per cápita en salud mental promedió $ 13,8 al año y en Ecuador llegó a $ 1,5 anuales, es decir, $ 25,26 millones.
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La salud mental no necesariamente está vinculada a consumo de drogas, pero también es una necesidad urgente ante datos alarmantes de depresión y suicidios que vienen en aumento. Del lado del hogar es imprescindible estar alerta a cambios para buscar y exigir ayuda. (O)