El ministro de Cultura y Patrimonio, Raúl Pérez Torres, anuncia que esa cartera de Estado hará un seguimiento a la situación en la que están los artistas emblemáticos para otorgarles ayuda. El aviso se dio luego de conocer sobre los difíciles momentos que enfrenta la destacada artista de la música ecuatoriana, Irma Aráuz, en Guayaquil.

¿Qué puede hacer el Ministerio de Cultura y Patrimonio para ayudar a los artistas que están en sus últimos años de vida y en situación difícil?

El sector de la Cultura es bastante difícil. Yo he estado dentro de este sector por 50 años. Soy escritor. El artista trabaja con una mística, con una pasión, pero también con una anarquía. No cree mucho en las instituciones; está metido en su trabajo y eso es lo único que le interesa.

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¿Qué se ha hecho para que ellos puedan tener un final de vida digno?

El apoyo que está brindando el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) es importante en esos momentos. Y para el artista que quiera ingresar al IESS solamente debe inscribirse en el Registro de Artistas y Gestores Culturales. Muchos ya pertenecen al seguro social. Dentro del IESS tienen atención para enfermedad, ayuda por invalidez, los beneficios de prestaciones, jubilación, etc.

¿El Ministerio de Cultura sigue la situación de los artistas emblemáticos que se encuentran en dificultades, como es el caso de Irma Aráuz?

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El Ministerio hará un seguimiento para ayudar a todos los que se encuentran en la etapa final de sus carreras y su vida. Hay que recordar que, por ejemplo, tenemos el Premio Eugenio Espejo, que es entregado a personas destacadas y que muchas de ellas se hallan al final de su vida. El premio consiste en un apoyo económico en el momento de la entrega del reconocimiento y una mensualidad.

¡Están, por ejemplo, los teatreros de la calle, que viven de las monedas que pone el público cuando circula el “sombrero”, ¿que futuro les espera a ellos?

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Cuando hablaba de que el artista trabaja con una mística y una pasión especial, quería decir que si a un artista de la calle usted le ofrece un empleo en un escritorio, no le va a aceptar. Hay otras formas de riqueza: la espiritualidad. Siempre distingo entre el valor de uso y el valor de cambio. El valor de uso es un valor espiritual, lo que te va a llenar de valor en el corazón, en el espíritu, lo que te da un enriquecimiento de otra naturaleza; el valor de cambio es un cheque al portador. Eso no se entiende; es muy difícil que una persona a la que le ha picado el gusanito del arte, vaya a meterse en un escritorio.

Pero, falta ayuda del Estado para los artistas...

Algún compañero, también de prestigio, me decía: a nosotros no nos ayuda nadie. Y lo único que tenemos es para hacer una peña, una cosa de esa naturaleza. Y no es así. Ahora tenemos los fondos concursables. Acabamos de entregar $ 3 millones de esos fondos para cine, festivales emblemáticos y otros proyectos culturales. Una buena cantidad de gente se presenta a las convocatorias. Y quienes son beneficiados tienen su presupuesto para su proyecto. Antes, las convocatorias eran cada año, ahora, cada seis meses. Esto por sensibilidad del presidente Lenín Moreno.

Se había conseguido beneficios en la parte tributaria, ¿eso está funcionando?

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Claro. Ahora los gastos personales de arte y cultura se incluyen como gastos deducibles para la declaración del impuesto a la renta, tal como se deducen los gastos por alimentación, salud, etc. Y también, hay una cantidad de servicios culturales con tarifa cero para el pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA). Este beneficio es, por ejemplo, cuando se compra entradas para el teatro, el cine, las presentaciones musicales.

Hay artistas de gran prestigio y conocimiento que no pueden dar clases porque no tienen los títulos que se exigen para ser catedráticos. ¿Esto es justo?

No, para nada. Por ello, ya tenemos la validación de las trayectorias profesionales. Como se sabe, los artistas, por diversas razones, descuidan la academia. Ellos están en sus talleres, en su música y, aparentemente, no necesitan de ninguna academia. Hay artistas de 30, 40 años de servicio que son extraordinarios, que tienen una gran trayectoria y se quedaban allí. Ahora, la Universidad Central del Ecuador, la Universidad de Guayaquil y la Universidad de las Artes validan esas trayectorias y otorgan los títulos de tercer nivel para que los artistas puedan ser profesores...

¿Se los obligará a que se acojan a estos beneficios?

A un artista es imposible obligarle. Yo he tenido cosas dramáticas: artistas (no puedo dar sus nombres) que tienen 40 años de trayectoria, que se han presentado en diferentes partes del mundo, que tienen un gran currículo. Ellos me han dicho: hermano no tengo para esta receta... ¿muy triste, verdad? Una persona que a sus 60 o 70 años de edad pase una situación así es muy duro. Digo que como anárquicos no nos importa el Estado ni sus instituciones, pero hay un momento en la vida en el que necesitamos a esas instituciones, por ejemplo, el seguro social. Ahora ese seguro social es mejor que cualquier clínica; uno allí está bien atendido; entonces, creo que también el artista, el gestor cultural, tiene que reflexionar alrededor de su vida propia, porque su vida también tiene mucha dependencia con su entorno.

En su propio caso, ¿usted tiene arreglada la vida para sus últimos años?

Creo que sí. Trabajé en la U. Central durante 30 años. Luego fui director editorial y más tarde presidente de la Casa de la Cultura por tres periodos. Eso me ha obligado a tener el seguro social y puedo decir que la vida ha sido bondadosa conmigo, porque he podido tener una tranquilidad para los últimos años. (I)

Creo que debe haber otro beneficio que incluya a grandes artistas que por cosas del destino no han podido consolidarse económicamente; debemos implementar un proyecto en este sentido. El ministerio hará un plan para artistas que requieren una ayuda urgente”.Raúl Pérez Torres, Ministro de Cultura y Patrimonio.