Enrique vargas mármol (aladino) dice que no cree en la fama sino en su trabajo de casi 30 años en el mundo artístico.

Con responsabilidad, como un reconocimiento a su esfuerzo de casi 30 años y sobre todo con humildad, sin poses, así como es él, recibe Enrique Vargas Mármol (Aladino) la condecoración Al Mérito Artístico Nacional que le impuso anoche el Congreso Nacional.

Esto no lo hace más famoso porque él no cree en la fama, nunca creyó en ella cuando hace 29 años, con 21 de edad, decidió que enrumbaría su vida por la música. Lo hizo por necesidad, porque recién graduado en contabilidad, con carpeta bajo el brazo, tocando puertas para conseguir un trabajo, debía ayudar en la manutención de siete hermanos menores y porque a él ya le venía una hija en camino.

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“Yo siempre he sido un enamorado de la música romántica, pero vi en la música popular rocolera un espacio, faltaba un personaje ahí y me dije que ese espacio era para mí mientras no le pusiera vicios como el alcohol o el cigarrillo”, recuerda.

Lo de Aladino, dice, “me lo puse porque me sonó bien, me gustó” y desde entonces el apelativo le calzó exactamente para convertirse en El mago de la rocola, ese de letras directas para cantar temas como Asciéndeme a marido, Penas, Mujer bolera, Tu no eres mi pana, entre otros.

Paralelamente a su dedicación a la música, ingresó a las carreras de Leyes primero y Periodismo después, “pero no las terminé no porque no pude dar, sino porque ya había la novelería del público por Aladino y aquí estoy, con 50 años de edad, con una vida de trabajo, porque si yo tengo que estar a las 4 de la madrugada en una radio, allá estoy, aquí no hay que hablar de fama sino de trabajo, y el trabajo es éxito, no suerte.”

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“Yo vendía maní, queso y mortadela y ahora me dices yun yun, qué es eso, un avión como el tuyo no puede aterrizar en una pista como la mía, si te vas, que te vaya bien. Penas es lo que siento en mi alma... ”, dice la letra de Penas una de las canciones más populares de Aladino, quien dice que se nutre de las vivencias de su propio público para componerlas.

“Muchas de las letras de mis canciones me las dan mis fanáticos y otras cuantas las he hecho yo muy humildemente, sin filosofar mucho, sin mucha poesía, yendo directo para decir Asciéndeme a marido.

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Aclara que sus canciones no son autobiográficas, pero que basta estar cerca del pueblo para hacerlas, como él, que creció en Tungurahua y la A, en el Cristo del Consuelo.

Dice que Dios es su representante y que a él se lo debe todo. Hasta la actualidad tiene grabados unos 400 temas en 13 LP y 16 CD. Sus temas incluso son interpretados por otros grupos y artistas locales y extranjeros.

Al año realiza unas 20 presentaciones en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, Venezuela, España e Italia, que es donde radican muchos ecuatorianos. “Aladino, allá en Ecuador no te compraba pero ni un disco pirata a un dólar, pero véndeme lo que trajiste”, comenta el artista que le dicen los compatriotas en España.

“Terapia es lo que hago con todos esos compatriotas que están lejos cuando me presento para ellos; es como llevarles un pedacito del Ecuador”, dice el artista quien agrega que también vende muchos discos fuera.

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Vive solo de su música y no se queja de lo que tiene. “Lo que he tenido lo he invertido en la educación de mis hermanas y de mis cinco hijos: Wendy (29), Carla (21), Ginger (15), Gianella (11) y Cristopher (4).”

Inquieto musicalmente, Aladino ha combinado el género de la rocola con la cumbia, la bachata, y también ha grabado con otros artistas.

El último proyecto es el rocoletón (rocola con reggaetón) que lo hará con Gerardo Mejía. “Alternaremos un tema; él (Mejía) cantará en reggaetón y yo en rocola”, comenta Aladino quien agrega que él ya está grabando su parte.