Fue una muestra de grandeza hacia todo el continente, que vio por televisión la nueva imponencia del viejo Capwell. Imaginamos el orgullo emelecista, la euforia del hincha en la reapertura del ya legendario estadio sede de la Copa América de 1947.
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Como siempre, el mundo se divide entre los que hacen y los que opinan. Guayaquil suma otro estadio de vanguardia. Esa es la noticia. En esta hora feliz solo caben plácemes. Criticar una iniciativa de esa envergadura es estar en la chiquita.
Fue una muestra de grandeza hacia todo el continente, que vio por televisión la nueva imponencia del viejo Capwell. Imaginamos el orgullo emelecista, la euforia del hincha en la reapertura del ya legendario estadio sede de la Copa América de 1947.
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El hecho alteró la algarabía de los moradores que se alistaban para ver el encuentro deportivo.
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