Con cuánto deleite habrán visto los enemigos de los símbolos guayaquileños la demolición del coliseo Abel Jiménez Parra, noticia publicada en las páginas de este Diario. La antigua estructura mostraba las heridas que las máquinas provocaban en un campo deportivo que fue, hasta hace pocos días, el único escenario federativo que albergaba el básquet porteño.