El día que Guillermo Almada compareció en rueda de prensa para comunicar que abandonaba el proyecto del Barcelona, el presidente José Francisco Cevallos le dijo que le deseaba buena suerte y se dieron un abrazo. Demostraron que estaban dispuestos a superar cualquier diferencia en vista de que las circunstancias así lo exigían. Pero las interrogantes enseguida comenzaron a surgir. ¿Por qué un DT tras apenas jugadas ocho fechas del campeonato?, ¿cuáles fueron las razones para que Almada haya preferido olvidar aquella promesa que hace tres meses hizo, es decir, que no dejaba el proyecto hasta que no se cumpliera el último día de su contrato?

Pero la despedida que él anhelaba era en su estadio y ante un público que observó la descomunal goleada (6-2) propinada al Deportivo Cuenca, en una jornada impresionante, llena de sentimientos, en la que los jugadores le dedicaron el partido a su DT. Hicieron un gran esfuerzo admirable para que Almada se diera cuenta de que su tropa cuando quería jugar, lo hacía. Y de una manera rebosante en actitud y aptitud, como en el partido del adiós.

Almada se fue entre aplausos y vítores. Y al unísono se escuchaba: “¡No te vayas! ¡No te vayas!”. Era como si el aficionado barcelonés sufriera la inmensa pena del extravío y sintiera ya el dolor profundo de su partida. Almada, con lágrimas, se fue acompañado de la nostalgia por esos cuatro años defendiendo una causa, repleta de tantos recuerdos que lo hicieron llorar.

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El uruguayo ya tenía asegurado su futuro y viajó de urgencia a México para firmar un contrato que lo vinculó al Santos Laguna. Pero nos dejó algunos temas que debió contestar, que los evitó y que tienen que ver con por qué abandonó a la causa torera. Su silencio nos hace suponer de varias razones.

1) Quedar apeado de la Copa Libertadores cuando en la cancha habían ganado la clasificación, pero un descuido administrativo cortó esa ilusión. 2) El desgrane de la directiva del BSC, incluyendo vicepresidentes, presidente de la Comisión de Fútbol, miembros del directorio, etcétera. 3) El grave problema económico que sufre el club, con pagos de sueldos y premios atrasados. 4) Asambleas que no aprueban informes económicos ni balances. 5) Indisciplina de varios jugadores de la plantilla. 6) El periodo eleccionario que enfrentará en pocos meses el club, y 7) Una propuesta tentadora, enriquecida en dólares, y pagados con puntualidad, que le llegó del fútbol mexicano.

Creo que fueron razones suficientes para que el DT abandone el barco en plena travesía. Para muchos aficionados, hizo lo correcto. El paso de Almada será recordado por el tiempo que supo sobrevivir en un mar turbulento, lleno de corrientes adversas. También se lo recordará por su personalidad para imponer la conducta necesaria y no tanto por la cantidad de copas y títulos, pero sí por un estilo de juego y crear una identidad futbolística en el Ídolo.

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El aficionado amarillo se dio cuenta de que la paciencia y la voluntad tienen un límite que se agota cuando el desaire que se provoca es más fuerte que el deseo. No se sabe si Almada algún día aparezca en los tribunales del fútbol, como lo hicieron otros. Lo que sí se sabe es que su despedida fue un hasta siempre, profesor.

Mientras, en la otra orilla, también el DT argentino Mariano Soso dimitía al cargo. Él, en su última rueda de prensa, después de la paupérrima presentación de Emelec ante el Guayaquil City, prefirió reconocer su incapacidad para implementar el modelo de gestión, el cual había procurado por algún tiempo tenga efectividad. Pero se fue diciendo algo que mitiga en algo esa aparente inculpación, cuando en su discurso de despedida afirmó, como quien no dice nada, que “para conseguir su estilo de juego” necesitaba “un mejor nivel” en sus futbolistas.

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Desde nuestra tribuna podríamos inculpar a Soso como el gran responsable con tan solo consultarle: Profesor Soso, ¿de qué modelo de fútbol nos habla? Esto lo pregunto porque sus ideas fueron tan confusas y sus continuos desaciertos provocaron inseguridad, como indecisiones para alinear, lo que generaba dudas razonables en el periodismo, en el aficionado y con mayor razón en los propios jugadores emelecistas.

Se comenta que Nassib Neme lo contrató porque en el currículum de Soso constató que desde sus inicios, por escuelas rosarinas y el apego a discípulos de Marcelo Bielsa que debieron inspirarle su identidad futbolística, era suficiente aval para el éxito. Pero con el pasar de los meses, aquello nunca apareció y Soso terminó siendo un fiasco.

Cuando esto sucedió Soso, apegado a su estilo lacónico, nos hizo entender que su deseo de partir tenía larga data, pero que no se iba porque no lo dejaban, hasta que insistió en salvar su dignidad e insistió en la rendición como un gesto moral.

Esa postura también puede ser una declaración de impotencia, pero desde cualquier tribuna la dimisión termina siendo un acto subjetivo y un sensible ejercicio de la libertad personal. Utilizó frases parecidas a las que dijo en Perú, después de quedar campeón con Sporting Cristal: “Los tiempos desgastan”, y se fue sin dar más explicación.

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Soso se retiró de Emelec, con 44 partidos jugados, con una efectividad del 52%, cifras que no son deplorables, comparándolas con Almada que en 183 partidos con BSC tuvo un porcentaje de efectividad del 56%. Cómo entender que uno se vaya entre aplausos y otro en silencio. La contestación la tiene Marcelo Bielsa cuando afirma que “si algún día se tuviera que analizar a un entrenador, prescindiría de las estadísticas y de los resultados, porque sobre todo examinaría el método y el rendimiento”. Soso, sobre esos aspectos, no tuvo explicación que pueda convencernos.

Soso, que en sus antecedentes no registra haber sido futbolista profesional, sino un aprovechado estudiante de fútbol, siempre se distinguió por su discurso sofisticado. Democratizaba el riesgo, aunque era conocedor que la responsabilidad mayor terminaba siendo de él. En una de sus tantas declaraciones, que encontré en un medio argentino, Soso decía: “Los técnicos intentamos desarrollar un modelo de juego que contemple la variación de esquemas y para realizar los cambios de manera necesitás de la inteligencia del futbolista”.

Más claro no canta un gallo. Neme y su directiva sabrán desglosar esas afirmaciones porque a ellos les corresponde traer a otro DT. Vendrá uno con los mismos antecedentes o mejores. Puede ser uno de esos técnicos eruditos que sabe mucho de la materia, pero si no soluciona lo que hizo Soso se vivirán las mismas dificultades y seguirán renunciando, o rindiéndose.

La vida en el fútbol es así, está llena de contingentes. Hoy les tocó vivirla a los dos equipos del Astillero, sus dos técnicos tomaron las de Villadiego. Almada se fue diciendo “hasta siempre”, Soso fracasó y en su rendición deja un hasta nunca. (O)

 

Almada se fue de Barcelona diciendo “hasta siempre”. Soso fracasó en Emelec y en su rendición deja un hasta nunca. Si el DT que llega no soluciona lo que hizo Soso, vivirá dificultades".