Varios preocupantes hechos han ocurrido últimamente en las canchas de nuestro país. Me refiero a los disturbios y agresiones lamentables que evidencian el progresivo nivel de violencia en los estadios del país. Una gran parte del conglomerado que asiste a un escenario a alentar a su equipo convierte en ira ese fervor exagerado y la pasión supera los límites del raciocinio. Esos excesos los convierten en energúmenos poseídos por la furia.