Gianni Infantino tiene desde el viernes un ataque de hígado: Zbigniew Boniek, aquel grandísimo volante polaco (una especie de Kevin De Bruyne, todoterreno con técnica y gol) anunció por la mañana que la UEFA ampliará su ya atractiva Liga de Naciones, sumando a las diez selecciones de América del Sur. Boniek está en el comité ejecutivo de la UEFA desde 2017, y es un flamante vicepresidente de la entidad europea. Lo nombraron en abril. Es posible que haya sido escogido estratégicamente como vocero de esta monumental primicia: para Infantino y la FIFA es difícil salirle al cruce a quien fuera un fantástico futbolista; el saco y corbata no puede contra alguien que brilló con pantalones cortos. Además, Boniek lleva desde hace dos décadas una impecable carrera dirigencial. Si él lo ha soltado es porque se trata de algo oficial. Y no habló en potencial, sino como algo concreto.