Si el análisis sobre nuestra Selección en las eliminatorias para el Mundial 2026 se hace desde lo cuantitativo, es indiscutible que debería que el saldo es aceptable. Ecuador está en zona de clasificación. La tabla de posiciones la lidera Argentina, actual campeón del mundo,con 15 puntos; lo siguen Uruguay, con 13; Colombia, con 12; y Venezuela con 9; y quinta la Tricolor, con 8 puntos. Por repechaje se encuentra Paraguay, con 5 puntos.

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No debemos olvidar que Ecuador no pudo recuperar la deducción de tres puntos con que el TAS castigó a la FEF por haber utilizado a Byron Castillo en el premundial de Qatar. Esas tres unidades han significado una carga muy pesada, pero no hacen falta y esperemos que en la contabilidad final tampoco. En el otro lado de la moneda, o sea el análisis cualitativo, la reflexión es más profunda, sobre todo por el nivel competitivo en seis partidos oficiales de la eliminatoria.

Perdió en el debut contra Argentina, en Buenos Aires, 1-0 con gol de tiro libre de Lionel Messi. La disposición táctica y las estrategias utilizadas fueron mezquinas. El peso del partido lo soportó la defensa nacional, fortalecida por el alto nivel de sus integrantes, pero la generación ofensiva fue muy pobre, Ecuador no tuvo ni posesión ni argumentos para contragolpear.

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En la tercera fecha el equipo de Félix Sánchez Bas visitó a Bolivia y ganó 1-0 en el difícil reducto de La Paz. Partido esforzado, difícil por naturaleza, puntos importantes, pero con un rendimiento muy bajo. Ecuador terminó soportando el vendaval boliviano, no tuvo ideas en el medio campo y peor anduvo en la parte ofensiva. El resultado ocultó el mal rendimiento de la Selección.

En la fecha cinco fuimos a Venezuela. Los Llaneros venían fuertes, se presentaban como favoritos. Nuevamente nuestro representativo, con una estrategia ultradefensiva, inutilizó a la vinotinto y consiguió un empate a cero en un partido plano, sin mayores emociones.

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Respecto a las presentaciones en Quito, a los uruguayos de Marcelo Bielsa se les ganó porque se aprovecharon dos ocasiones de gol, en una tarde de inspiración del defensa Félix Torres. El esquema ofensivo dejó muchas dudas porque adoleció de jugadas asociadas. Lo importante fue remontar el resultado parcial adverso y la actitud de los jugadores, pero las dudas comenzaron a crecer sobre el nivel futbolístico que nuestro combinado presentaba.

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El siguiente partido de local fue con la renovada Colombia. Se empató a cero, pero la Selección volvió a mostrar los mismos inconvenientes estructurales: la intensidad duró apenas 15 minutos iniciales. Faltó elaboración en la mitad del campo. No se realizaron variantes tácticas. Las modificaciones de jugadores no generaron ninguna reacción y la defensa volvió a salvar los muebles, como se repite en la jerga popular.

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El último partido en casa fue contra Chile y ganó Ecuador 1-0, pero en la rueda de prensa el periodismo realizó las siguientes preguntas a Sánchez Bas: ¿Conoce usted que hay un sinsabor en el ambiente, pese a que se ganó? ¿Cuándo podremos ver el juego que usted prometió cuando fue contratado? El español contestó: “Todo es cuestión de gusto” y que a él lo respalda la tabla de posiciones.

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Válido tan solo para el análisis resultadista, pero sobre el rendimiento hay más dudas que certezas. Las preguntas recurrentes han sido: ¿Sánchez Bas, y el estilo para cuándo? ¿Cuándo cierra el laboratorio? En esas dos preguntas está el condumio de las principales críticas. Pero no llegamos a entender porque si tiene esta generación privilegiada de futbolistas jóvenes, no ha podido hasta el momento optimizar el rendimiento. Creo que no ha llegado a pensar que en Sudamérica se acostumbra a tener un juego más elaborado, sobre todo si actúa en Quito y con futbolistas físicamente bien dotados que le ofrecen el plus de la potencia y velocidad, características naturales del futbolista ecuatoriano.

Sería importante conocer el ‘Plan Félix’ del 2024. Existen muchos temas que debemos conocer, por ejemplo cuándo implementará los ciclos de trabajo, si habrá oportunidad para seguir probando otros jugadores en los próximos amistosos, también si está convencido en que debe potenciar el funcionamiento de la Selección, y cuáles serían las más importantes rectificaciones -o para que suene más cómodo, las modificaciones que tanto requiere para mejorar el funcionamiento de la Tri-. Lamentablemente sobre estos temas, el DT no ha hecho ningún comentario.

Sobre su gestión frente a la Tri, Sánchez Bas debe reconsiderar sus estrategias y abandonar esa dicotomía conceptual de cómo hacer jugar a Ecuador. Solo así podremos esperar mejores días de cara a los nuevos retos en el 2024 que están a la vuelta de la esquina. Me refiero a la Copa América, un torneo despreciado por anteriores técnicos de la Selección, que pretextando cualquier estupidez le quitaron la importancia que tiene.

Pero don Félix, en los últimos meses, no ha dicho nada. Lamentablemente no asistió al torneo Preolímpico, que es un muestrario del banco de recambio de todas las selecciones y en donde muchos DT titulares de otros países no han desperdiciado la oportunidad para observar al menos los futuros seleccionables.

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Con estos antecedentes esperamos y confiamos en que el cuerpo técnico de la Tri reaccione, considerando que tiene en las manos a una de nuestras mejores generaciones de futbolistas, la mayoría jóvenes con recorrido internacional. Muchos de excelente técnica, madurados en torneos de primer orden. Con estos argumentos no se puede aceptar que Ecuador no juegue con mecanismos colectivos sólidos.

Tiene el tiempo suficiente para consolidar ideas y apostar por una Tri protagonista en Copa América y en los seis partidos eliminatorios que se jugarán en el 2024, a partir de septiembre, y que pudieran confirmar nuestra presencia en el Mundial 2026.

Para conseguir esos logros, la Tri deberá mostrar el estilo que se convierta en un sello que identifique nuestro fútbol, que no sea el resultado de las tendencias que gozan de aceptación en el primer mundo del balompié, sino que responda a las características técnicas y físicas del jugador ecuatoriano.

Todavía recuerdo la presentación que hizo el presidente de la FEF, Francisco Egas. Dijo que el cuerpo técnico español haría un trabajo distinto al de Gustavo Alfaro, que no dejó nada. Mientras, Sánchez Bas se comprometió a trabajar en un proyecto sostenible que implicaría formación de entrenadores nacionales, estructuración y supervisión de las divisiones juveniles, con utilización de las mismas metodologías para todas las categorías de selecciones. Recalcó que implementaría un sistema uniforme de entrenamiento para que los chicos cuando lleguen a la Selección absoluta no empiecen un proceso diverso a lo que juega el combinado mayor.

Por el momento todo sigue siendo una oferta sin cumplimiento. En las categorías menores se clasificó a mundiales en sub-17 y sub-20, pero fuimos eliminados de los Juegos Olímpicos de París 2024. Estas selecciones mostraron estilos diversos con los jóvenes técnicos ecuatorianos, sin que por el momento respondan a la matriz del modelo de juego que pregona el español. Mucho contenido deberá tener el ‘Plan Félix’ para este 2024. Estaremos atentos. (O)