Fue en julio del 2000. Un exitoso empresario de la construcción de nombre Florentino Pérez era electo por primera vez presidente del Real Madrid. A poco de asumir se reunió con Vicente Del Bosque, por entonces entrenador del primer equipo, para delinear los posibles refuerzos de cara a la temporada 2000-2001. Barajaron varios nombres, Del Bosque pidió con insistencia a Flávio Conceição, discreto centrocampista brasileño del Deportivo La Coruña. A Florentino mucho no le agradaba y empezó a deslizar algunos reparos. “¿Le parece…?”. Del Bosque: “Que sí, que sí…” Florentino no terminaba de tragar la píldora, pero Vicente se plantó firme: “Le quiero”.