A la luz de un crecimiento indiscutible en las últimas décadas, cierto sector del periodismo deportivo ecuatoriano comienza a sugerir -o a reclamar- el rótulo de “tercero de Sudamérica” para el fútbol de su país, por supuesto detrás de los dos grandes de siempre, Argentina y Brasil. Un título extraoficial, pero prestigioso, que durante medio siglo perteneció claramente a Uruguay y con el cual coquetearon, a su turno, Paraguay, Chile, en algún momento Perú, también Colombia. Todos han querido ser “el tercero”, nada malo teniendo en cuenta los dos colosos que encabezan el lote.