¿Qué estadística o qué análisis táctico pueden explicar un partido cuando este se rompe y se torna loco, ingobernable para los entrenadores como el Manchester City 2 - Real Madrid 3 del martes…? No hay. Ahí es cuando el papel donde está dibujado el 4-3-3 o el 3-5-2 se hace un bollo y va a parar al canasto. Cuando el dato de pases en el primer tercio de campo o en la zona 14 no tiene ninguna validez. Los jugadores no son muñequitos manejados desde afuera. Son humanos y se ven envueltos por el torbellino de la emoción, del ida y vuelta y ya no razonan tácticamente, juegan. Van y vienen a mil y en esa fuerza centrífuga aciertan o se equivocan y el resultado puede terminar siendo 3 a 2, 5 a 4 o lo que fuera. Y eso es lo que encanta al público, levanta a los telespectadores y diferencia a este deporte de todos los demás: es un volcán de pasión.