El fútbol de Guayas viene anunciando hace algún tiempo, tal vez más de un año, que está en pleno estado de decadencia en todos los aspectos. Por ejemplo, en el tema político-eleccionario ha sido realmente vergonzoso ver cómo se disputan en los juzgados (de la justicia ordinaria) las presidencias tanto en Emelec como ahora en Barcelona SC. En segundo lugar, los resultados en el campo de juego han sido desastrosos.

¿Jugar bien o ganar? Esa es la controversia

Se perdió un lugar en la primera B (con Búhos, antes Guayaquil Sport) y no subió de la segunda categoría ningún equipo de Guayas. De la serie B no ascendió nadie (Nueve de Octubre) a la A para reemplazar al Guayaquil City, afectado por un proceso de deterioro y siendo muy poco futbolísticamente.

Y la cosa sigue con Emelec, de muy lamentable temporada. Tiene una dirigencia novata que cometió graves errores, como la pérdida de jugadores importantes (Sebastián Rodríguez, Dixon Arroyo, Alejandro Cabeza) y trajeron futbolistas con malos antecedentes de conducta (Michael Carcelén, Miller Bolaños, Bryan Angulo), que terminaron dándole una puñalada al club eléctrico.

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El Mundial 2030: las ilusiones defraudadas

Lo mejor que consiguió Emelec es un técnico (Hernán Torres) que al menos tiene carácter. Ha sido firme y ha soportado las exigencias de directivos y empresarios que, a sabiendas de que hubo futbolistas que cometieron faltas disciplinarias, presionaban para que los pusiera a jugar. Torres advirtió cómo manejaba él los temas de mal comportamiento. De ahí, en lo futbolístico hubo un crecimiento tardío y Emelec quedó en una zona gris.

Emelec no convence a nadie, su campaña ha sido terrible. No clasificó a ningún torneo internacional e incorporó jugadores extranjeros de muy bajo nivel y tendrá que reestructurar totalmente al equipo. Yo me pregunto: ¿Con qué dinero podrá hacer eso la dirigencia eléctrica?

El silencio es cómplice en nuestro fútbol

Lo de Barcelona SC es otro tema. Resulta que se sienten complacidos con lo que han hecho este año. He escuchado criterios de futbolistas canarios importantes que aseguran que este 2023 han obtenido los resultados que ellos esperaban, porque clasificaron a la fase de grupos de la Copa Libertadores 2024. ¡Por Dios! Si esa es la medida de lo que se quiere en Barcelona SC, entonces ahí están claros los resultados.

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Barcelona SC habría tenido, por dos o tres resultados, una mejor ubicación. Pero no se concretaron esos buenos resultados porque el equipo no jugó bien en la segunda etapa. El técnico Diego López no cumplió con lo que se esperaba de él. Este uruguayo cree en una manera de jugar muy directa, sin elaboración, pero Damián Díaz, que es un insubordinado, hace el fútbol que él quiere y no lo que el entrenador dispone.

Espero que Barcelona solucione su problema electoral porque conozco, aunque no lo he podido comprobar oficialmente, que el DT López, que ha fracasado, tendría una cláusula que establecería que con una nueva directiva él daría por terminado su contrato (que vence en junio del 2024). Si es así, Barcelona debería aspirar a un entrenador mucho más propositivo, porque López no lo es.

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En otros órdenes, el mal momento de Guayas viene porque no tiene representación en las instancias importantes del fútbol ecuatoriano. Ha perdido esa hegemonía que antes tenía con una Asociación de Fútbol vigorosa, que hacía sonar el fútbol de nuestra región en los congresos. Además, Guayas aporta poco en el tema de los juveniles; con uno o dos que les convoquen a la Tricolor se ponen contentos. Guayas era antes la fuente de alimentación de los combinados nacionales de categorías menores.

Todos estos síntomas dejan un diagnóstico clarísimo: algo se está haciendo mal en Guayas, No tenemos equipos entre los finalistas y esos lugares son de dos cuadros de Quito, con mucho derecho. Hay que revisar muchas cosas en el balompié de la provincia, pero desde la profundidad, no desde la superficie.

Entre 2012 y 2017 se ganaron campeonatos, pero hubo falta de visión, dirigentes novatos, directivos que no pudieron armar equipos competitivos, pesó más la influencia empresarial a la hora de contratar jugadores, y hay desorganización institucional. No hay representación en la Federación Ecuatoriana de Fútbol, en la Liga Pro, ni en la Comisión de Arbitraje, y no se tiene peso en la toma de decisiones.

Hay una decadencia reflejada en las estadísticas y en todo lo que uno pueda analizar: campeonatos juveniles, de mayores, etcétera. El balompié de Guayas está en un declive permanente. (O)

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