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Esta Colombia no promete, cumple

Lo que se advierte: Néstor Lorenzo, un individuo simple para vestir, para responder en las ruedas de prensa, para comunicarse con los jugadores y para exponer.

Néstor Lorenzo, técnico de Colombia. Foto: EFE

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Cuarenta y tres grados a la sombra el viernes por la tarde en Arizona. Allí, Colombia goleó a Costa Rica 3 a 0. “Pero el estadio es climatizado, si no aquí no se podría jugar -dice Tito Puccetti, relator estrella de RCN y Win Sports, de Colombia-. Dentro del recinto hay 22 grados, agradable, afuera es un horno”, completa. Quizás por eso la concurrencia no pasó de 27.386 espectadores, casi todos vestidos de amarillo. Arizona no será sede del Mundial en 2026, aunque es posible que la FIFA exija aire acondicionado en todos los escenarios que lo ameriten. En eso, Qatar fue pionero.

* La Costa Rica que había defendido a sangre y fuego las murallas de su fortaleza contra Brasil se vio desbordada por esta Colombia que muestra una mentalidad completamente diferente a todas las Colombias anteriores que este cronista vio: más competitiva, más convencida, más fuerte de la cabeza, más decidida a ganar o, en último caso, a no perder, sin miedo escénico, más guerrera, lo que se nota en las divididas, en los roces. No hay un funcionamiento revolucionario ni sistemas novedosos indescifrables para el rival. Es un equipo diríamos sencillo, que pasa la mayor parte del tiempo en campo rival porque quiere ganar todos los partidos. Los exjugadores de selección se enojarán, como ocurre siempre, pero hay un temple que antes no se veía. ¿Que en los tiempos del 5 a 0 había más riqueza individual…? Es posible, sí, nombres más rutilantes: Valderrama, Asprilla, Freddy Rincón, el Tren Valencia. ¿Que en otras épocas se jugó mejor…? También, cuando los Maturana Boys. Pero esta es una roca mentalmente y aquellas otras versiones no. Esta no promete, cumple.

* Dominio y contundencia. Aunque es necesario hacer el reparo del rival, este fue, quizás, el partido más redondo de toda la era Lorenzo. Que tiene números fantásticos: 22 partidos invicto, con 17 victorias y 5 empates. No busquemos intrincadas elucubraciones tácticas, Colombia es un equipo que intenta jugar bien, por abajo, lejos de su arco, dominando. Es, por espíritu solidario y virtudes individuales, una expresión eficiente ante todo, con dos volantes clave, que son Ríos y Lerma, en realidad dos asistentes de todos, los de arriba, los de abajo, los laterales.

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*¿Qué es Lorenzo…? Lo que se advierte: un individuo simple para vestir, para responder en las ruedas de prensa, para comunicarse con los jugadores y para exponer su estilo. Tiene las ideas clarísimas y ve brillantemente el fútbol. Se nota en sus frases, cortas, cada palabra en su sitio, cada juicio con mesura. “Tratamos de manejar cada partido desde el control, desde la posición, desde el funcionamiento”, dice. Es lo que se ve en la cancha. “No vamos paso a paso, vamos pelota a pelota”.

* Modestia. Le preguntaron si trabajaba mucho en pelotas quietas dado que 11 de los 43 goles marcados en su era llegaron por esa vía. No lo enfatizó: “Trabajamos, sí, pero no podría decir cuánto, qué porcentaje, sí nos quedamos a ensayar después de los entrenamientos”. Y se quitó importancia: “Pasa que también tenemos a James, que es uno de los mejores centradores del mundo”.

* Resurgimiento. Justamente, una de las más atinadas decisiones de Néstor Lorenzo fue creer en James cuando pocos confiaban (se autoincluye este cronista). Y, sobre, todo, no asignarle funciones específicas en el campo, dejarlo libre, boyante, para que sea el comodín, el punto de descarga para el extremo, los interiores, los volantes de contención. Sin lugar ni tarea fijos, simplemente recibir, triangular y lanzar. Sin que tenga que correr a nadie, para que utilice toda su gasolina en crear. No es “uno de los mejores” sino el mejor centrador del mundo, por encima de Messi, de Alexander Arnold, de Modric, de Kroos. Cada centro suyo es medio gol. Él no levanta el envío al área para ver si alguien acierta, lo manda intencionado, teledirigido, doblando hacia afuera para que el cabeceador se encuentre con el balón ya orientado y casi de frente. Eso, desde la izquierda. Desde la derecha va combado contra el arco para que un simple roce o desvío lo mande adentro, como en el gol de Lerma a Paraguay. Hacerle dos goles de cabeza a Paraguay es como venderle juguetes a la China. Se los hizo por él.

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* Once fijos. Esta es una de esas selecciones que se recordarán de memoria: Vargas, Muñoz, Dávinson, Lucumí y Mojica; Ríos y Lerma; Arias, James, Luis Díaz y… Ahí está el punto. El 9, el gran dolor de cabeza colombiano de los últimos años, el puesto que por ineficacia costó un Mundial. Borré se sacó solo del once titular la tarde frente a Paraguay. Inexistente, invisible, ni en el área ni afuera, ni gol ni juego. ¿Y entonces qué…? Entonces, Córdoba. Ante Costa Rica y ante los que vengan. Se ganó la camiseta. Sabe bastante con la bola, mete la carrocería y no lo mueven, ataca los espacios, se muestra, porque quien marca el pase es el delantero, no el lanzador. Le hicieron el penal, marcó un gol, fabricó otro clarísimo con centro atrás, pero Lucho Díaz amagó, amagó, amagó… Todavía está amagando. Es balsámica la aparición de John Córdoba para Colombia, era el único puesto flaco, donde no había un indiscutible.

* Prudencia. Puso un freno, Lorenzo: “Todavía nos falta para pelear de igual a igual con los grandes”. Por eso, más allá de la clasificación asegurada, sería importante para Colombia poner toda la carne en el asador contra Brasil. Para defender el primer lugar y evitar más adelante a Uruguay, y para probarse a sí mismos que pueden contra un peso pesado. En algún momento perderá, es natural. Pero aquella prédica del técnico al asumir de que “hay que mentalizar para ganar”, prendió. Esta Colombia no tiene miedo de ganar. Y está para conseguir cosas importantes.

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* Despegue. El de Brasil, al ganar 4 a 1 a Paraguay, que ya quedó eliminado. Es un resultado engañoso. Fue más parejo que lo que indica el marcador. Ahora Brasil deberá vencer a Colombia para tratar de ganar el grupo y esquivar en cuartos de final a Uruguay, la bestia negra del torneo.

* Provocativo. La figura brasileña fue Vinícius, autor de dos goles y de varias jugadas audaces, hábiles y también provocativas. Pareciera que, además de pasar al rival, quisiera gozarlo. Esto generó algunos tumultos. Los jugadores guaraníes se picaron con razón. Aún tiene 23 años Vinícius (cumple 24 el 12 de julio); a esa edad, Neymar tenía 67 partidos de selección, con 46 goles y 25 asistencias. Vinícius lleva 5 goles y 4 asistencias en 27 juegos. El tiempo dirá cuántos títulos gana Brasil con Vinícius. (D)

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