“Mbappé en dificultades”, dice L’Equipe. “Decepciona”, titula Le Figaro. Marca y As lo ponen en tapa con enormes leyendas: “Pinchazo” y “Bajonazo”, responsabilizándolo en buena medida del empate ante el humilde Mallorca. Los medios de Francia y España reflejan el presente del juego del goleador. En su debut madridista ante el Atalanta al menos marcó un gol; en el estreno liguero en Mallorca fue nulo. No es fácil sostener la fama. Jugar de 9, sin espacios, es bravo. Y en el Madrid la punta izquierda es de Vinícius. Kylian va a tener que jugar enjaulado en el área. En verdad viene mal desde la Eurocopa, donde él mismo reconoció que fue fantasmal. No da soluciones futbolísticas (no crea juego) y depende de que le traigan la pelota y se la den con ventaja para él rematar. Se ha convertido en algo muy parecido a Cristiano Ronaldo: dependiente de los demás, no de él mismo. Para mejor, el PSG arrancó la liga francesa ganando 4 a 1 de visita al Le Havre y 6-0 de local al Montpellier. Una máquina sin él. Los diarios franceses, a coro: “El equipo de Luis Enrique parece no extrañar a Mbappé”. El nuevo ídolo se llama Bradley Barcola (con acento en la a). No solo hace goles, tiene magia, juega y hace jugar.

Vimos Mallorca 1 - Real Madrid 1. Fue un resbalón feo del cuadro blanco, que dejó muy preocupados a los medios madridistas por lo mal que jugó el multicampeón equipo de Ancelotti. Y por la modestia del plantel mallorquín. Se esperaba mucho más de Mbappé y por eso lo pusieron en tapa como abanderado de la mala actuación. “Pero es el primer partido”, justifican muchos. Es que cuando cobras un millón de dólares por minuto y hace cuatro años que vienes coqueteando con que vienes, te quedas, vienes, te quedas, el hincha no espera ni un partido. “¿Sos el mejor del mundo…? Pues, hacenos ganar”. Así piensa.

Desde luego, ya por su extraordinaria potencia física (con el único que se lo puede comparar es con Eusebio) es un futbolista especial, importante. Pero, fuera de ello, no elabora juego ni hace jugar al equipo. Es un finalizador. Tiene una jugada, va por izquierda, amaga ir por afuera, engancha hacia adentro y remata al segundo palo. Pero se construyó una imagen de que es el mejor del mundo y sus alrededores. Y millones lo repiten. Por algo lleva nueve temporadas en Primera y nunca estuvo cerca del Balón de Oro, a pesar de ser francés. Un premio que lo entrega France Football. Es un gran cañonero, eso sí, a favor de esa hercúlea capacidad. Y de contraataque es letal por su velocidad.

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“Pero es que ¿quién es una megaestrella hoy? Hay jugadores famosos. Mbappé es famoso, Halaand es famoso, Bellingham tiene mucha prensa, Vinícius igual”, señala Andrés Magri, director de la revista Fútbol Total, de Bogotá. Sigue: “La realidad es que el fútbol actual se quedó sin verdaderas megaestrellas. Estamos en época de vacas flacas. Jugadores que la rompen un partido, quizás dos. O te hacen una buena copa de un mes y ya está. Después se quedan sin gas. Messi y CR7 dejaron la vara muy alta Ese duelo los elevó a los dos. Más a Messi, obviamente, que es un genio irrepetible. Los que vienen detrás están muy lejos de eso”.

José Luis Pierrend, historiador y estadígrafo peruano radicado en EE. UU., miembro de un grupo titulado “Estos sí saben de fútbol”, agrega: “Es que la hegemonía y el nivel de Messi y Cristiano, por cifras, constancia y longevidad ha sido algo único. Nunca visto antes. Estamos de vuelta en la normalidad”.

Héctor Pérez, historiador argentino, opina que la sobrevaloración actual de ciertos jugadores incurre en distorsiones, como que el Atlético de Madrid pague 75 millones de euros (más 20 en variables) por Julián Álvarez, un buen jugador. “Le han colgado un cartel de megaestrella y no lo es”, dice.

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Interviene Javier Minniti, venezolano, hijo de Héctor, futbolista argentino de Lanús, River y la selección argentina: “El tema de Julián y muchos jugadores ‘figuras’ actuales es que dependen mucho de cómo armes el cuadro para acompañarlos. Hay jugadores que mejoran a otros, caso Messi, hay otros que son buenos o tienen una habilidad determinada pero no la capacidad de ser decisivos por sí solos, debes rodearlos muy bien, caso Ronaldo, Halaand. Maradona hacía mejores a sus compañeros, lo ponías a jugar con diez troncos y parecía que el equipo completo era bueno. Cristiano es un gran goleador, un excelente definidor, pero debías rodearlo con Marcelo, Modric, Kroos, Benzema, Bale, etc.”. Javier es gerente de fútbol del Boston River de Montevideo. Añade: “Hoy escasean los jugadores determinantes, que puedan definir un partido por sí solos, son aquellos que, cuando las cosas están muy difíciles, piden la pelota y tienen la personalidad de asumir el riesgo, tipo Michael Jordan, que con 5 segundos y perdiendo por 2 puntos en el séptimo partido de una final pide el tiro para lanzar de 3″.

Vuelve José Luis Pierrend: “Esos jugadores como Messi, Maradona o Jordan en el basquetbol, son los llamados talentos generacionales. No es normal que siempre exista uno. El tenis tuvo algo extremadamente raro: que tres talentos generacionales coincidieran en el tiempo: Nadal, Federer, Djokovic”.

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Ricardo Rozo, lúcido analista colombiano, aporta: “Mbappé es un muy buen jugador, pero no un creativo, uno de esos que pone a jugar al equipo. Vive del gol y este no llegará siempre. Tendrá muchas tardes así como le pasa en la selección francesa. Aunque no creo que desaparezca como Halaand en el City, ya que Mbappé es técnicamente mejor”.

Su compatriota Andrés Magri sostiene que el rótulo de “mejor jugador del mundo”, de momento, debiera declararse desierto. “Por ejemplo, el Balón de Oro que entregarán este año será un humo total. ¿Quién lo debe ganar? ¿Vinícius que fue un fantasma en la Copa América y es uno de los jugadores más fastidiosos de la historia? ¿Bellingham, que fue uno más de la Euro? Carvajal, dicen algunos, porque ganó todo. Pero ¿Carvajal el mejor del mundo…? ¡Por Dios…!”.

Ricardo Vasconcellos, editor de Deportes de EL UNIVERSO, entra en el foro y se explaya: “El fútbol como juego, en general, es cada día más tedioso. Hay excepciones, pero desde mi punto de vista son cada vez más aisladas. No sé si tenga que ver con la medianía de los futbolistas. Cualquier cosa ‘deslumbra’. Si uno lee AS, Vinícius es Pelé. De Sudamérica se puede decir que sigue siendo una fábrica que surte a Europa, pero en la mayoría de los casos es producción masiva de ‘joyas’ parecidísimas entre sí: potencia, despliegue físico, cero gambeta, pocas luces. Y en Europa también, el mejor ejemplo puede ser Francia: producen 2.000 Camavingas, del estilo que tenía Deschamps, pero ningún Platini. Desde mi punto de vista, vive el fútbol un momento gris y no veo por dónde mejore. Y el sector que más aplaude a las medianías y a los que corren es el periodismo”. (O)