No es por el exorbitante precio de su transferencia del Brighton al Chelsea ($ 146 millones, pagados en agosto anterior) ni su depreciación actual; tampoco por la eficacia de su juego, su aporte defensivo u ofensivo, la certeza de sus pases o su llegada al área para asistir o convertir. Moisés Caicedo es la nada gigante, tan inmenso como los millones pagados por él. La prensa inglesa no cesa de emitir los más duros calificativos para referirse a su rendimiento ineficaz y estéril. Y las cifras avalan a sus críticos. Veámoslo.

Uno de sus panegiristas locales (ya se imaginan quién) lo definió así: “Moisés destaca en la posición de pivote defensivo, aunque puede jugar también como interior derecho. Es un futbolista inteligente, poderoso físicamente, muy disciplinado en el apartado táctico y con una gran visión de juego. En el Brighton se encargaba de sostener la línea del centro del campo, siempre bien posicionado, dotando de equilibrio al bloque de Roberto De Zerbi. Además, su gran visión le permite romper líneas a través de desplazamientos en largo”.

A contramano de este propagandista, la prensa inglesa, irritada por el derroche de más de mil millones de dólares hecho por los dirigentes del Chelsea, la inopia del técnico Mauricio Pochetino y el decepcionante papel del equipo, no duda en descargar sus cañones contra nuestro compatriota y el argentino Enzo Fernández, campeón mundial en Qatar 2022 y el segundo más alto precio de un fichaje en la historia del balompié británico (se pagaron $ 131 millones, en enero del 2023, al Benfica).

Publicidad

El periódico The Sun, de Londres, el 28 de octubre de 2023, después de que el Chelsea fuera vencido (2-0) como local por el Brentford, opinó así sobre el ecuatoriano, en una parte de la reseña: “Sus pases no fueron incisivos ni amenazantes. Se podría argumentar que ese no es el papel de Caicedo en el equipo, pero gastar más de 100 millones de libras esterlinas en un jugador debería conllevar ciertas expectativas”.

En diciembre de 2023, luego de caer ante el Everton, la crítica sobre Caicedo y Fernández fue despiadada. El rotativo The Independent reprochó con dureza el gasto hecho por el Chelsea, en general, pero también de manera particular al pago realizado por los dos sudamericanos: “Después de un desembolso de alrededor de mil millones de libras esterlinas, los blues parecen sumidos en una segunda temporada consecutiva de bajo rendimiento. Las posibilidades del Chelsea de jugar la Liga de Campeones en la primavera de 2025 ya parecen remotas a finales del 2023 (...). Primero Enzo Fernández y luego Moisés Caicedo fueron adquisiciones récord de la Premier League. Si el partido contra el United sugirió que necesitaban la energía de Conor Gallagher a su lado, las deficiencias del Chelsea sugieren que cada uno de ellos (Caicedo y Fernández) estaba enormemente sobrevalorado”.

Los cuestionamientos no se han detenido en el 2024; más bien se han agravado. Los puntajes que le otorgan a Caicedo, aun en las victorias del equipo (escasas, por cierto), son muy bajos. En el triunfo ante Crystal Palace, el periodista Keiran Gill, encargado en Daily Mail de las calificaciones, le dio a Caicedo 4,5 sobre 10 y justificó así la puntuación: “Débil en los desafíos (mano a mano), incluso (falló) en la acción en la que Crystal Palace abrió el marcador. En general, no muestra el paso de un mediocampista de 115 millones de libras esterlinas. Debe hacerlo mejor”.

Publicidad

Podríamos seguir agregando agrias referencias al desempeño de Caicedo, pero ese no es el fin de esta columna. De lo que quiero dejar constancia es la postura de los representantes del “periodismo deportivo/negocio”, o de los obcecados y testarudos streamers, youtubers e influencers (¿qué diablos es toda esta idiotez?), o de los consumidores de redes sociales sobre el tema Moisés Caicedo. Dos posturas tienen estos raros especímenes.

Cuando Caicedo no agarra una pelota, la tira para atrás o para el costado durante todo el partido y el periodismo inglés hace pomada de él, ellos aparecen exclamando “¡Enorme!”, “¡Bestial!”, “¡Qué partidazo de Caicedo!”, “¡Ya no es futbolista, es un titán que va a dejar una huella profunda”!, “¡Alcanzó la perfección!”. Y hay que quedarse callado porque, si usted les pregunta qué partido vieron, lo más cristiano que le responden es: “Estúpido, no sabes nada de tácticas”, “Ignorante anclado en el pasado”, “No tienes idea del fútbol moderno” y otras lindezas pintadas con algún brochazo para la progenitora suya.

Publicidad

Nuestro Cantinflas en un video de YouTube acusa a los ingleses, a los periodistas nacionales y extranjeros de mirada crítica e independiente hacia Caicedo de “racistas”.

La otra postura en este caso tiene que ver con el negocio, del que son celosos custodios. Caicedo estuvo en Colorados SC y Espoli. De allí se lo llevó Independiente del Valle. Muy jovencito impresionaba por su despliegue y su físico. Y nadie sabe más de negocios futboleros que el club de Sangolquí. A los 19 años lo citó a la Selección el siempre obsecuente Gustavo Alfaro y tres meses después Caicedo era vendido al Brighton en $ 4,5 millones.

Había jugado 31 partidos, marcó seis goles y dio dos asistencias. Estuvo en el K Beerschot, de Bélgica, donde jugó catorce veces, anotó dos tantos y dio un pase gol. Volvió al Brighton y en 53 partidos registró dos goles y dio tres asistencias. ¿Valía $ 146 millones si no hacía goles, no asistía, no daba pases buenos y no marcaba bien? Algún día las autoridades de Inglaterra, o las del fútbol, revelarán qué hubo: ¿ingenuidad, trampa de empresarios u otra razón?

Independiente del Valle, Brighton y Caicedo solo han recibido una parte del paquete millonario. Cuando el negocio se haya perfeccionado, a Independiente le llegarán $ 29,2 millones por la venta que hizo el Brighton (el club se llevará más de $ 80 millones) por haberse reservado el 20 % de los derechos del mediocampista. El problema es que los millonarios negocios de hoy no se hacen al contado. Cada contrato incluye muchas cláusulas llamadas “por objetivos”.

Publicidad

Por ejemplo, un futbolista debe marcar un número determinado de goles, jugar un número establecido de partidos, o el equipo alcanzar un logro específico, como clasificar a la Champions League, algo que Chelsea no logró en la última Premier y está cerca de volver a quedar marginado.

En algunos acuerdos también se incluyen “los objetivos por rendimiento”, y en este fatídico rubro —de tener esa cláusula— Caicedo es un jugador que, hasta hoy, en 128 partidos en primera, solo ha marcado 10 goles (promedio de 0,078) y ha dado siete asistencias en toda su carrera. Busque por allí la razón por la que el Niño Moi tiene tantos propagandistas en Ecuador. La consigna es defender “el producto” y, para ello, hay cientos de escuderos gratuitos o tarifados.

Y como en el caso Byron Castillo, ha saltado otra vez el concepto de “patria”. Algunos lenguaraces ocultos en las redes, que son escondrijos de insultadores impunes, ya han lanzado improperios habituales en su diccionario lumpen: racista, traidor, enemigo de lo nacional, odiador serial. Quienes escribimos en este Diario estamos inmunizados. “La verdad es como el mármol. La lengua de la sierpe lame, pero no talla”, dijo Vargas Vila. (O)