Doce técnicos argentinos –nueve en Primera, tres en la B– actúan en Chile; algunos, de mucho nombre y recorrido como Gustavo Quinteros, Gustavo Costas, Ariel Holan. En Perú llegaron a ser quince en un momento, durante el primer semestre del año, entre Primera, Segunda y Copa Perú (equipos del interior); luego algunos se fueron, pero los reemplazaron compatriotas. En México suman trece: ocho en la división mayor, cuatro en Liga Expansión (segunda) y uno en Serie A (tercera). El Atlas llevaba setenta años sin ser campeón, con Diego Cocca lo coronó dos veces seguidas, 2021 y 2022. En Ecuador “apenas” cinco en la máxima categoría y dos en la inmediata inferior. En Brasil hasta hace una semana eran tres: Antonio Mohamed en Atlético Mineiro, Juan Pablo Vojvoda en Fortaleza y Fabián Bustos en el Santos. El fenómeno se replica en toda América, España y otras latitudes. Y hay que agregar los entrenadores de selecciones, muchos, por cierto.

No es una moda sino un fenómeno muy antiguo, que comenzó con el Negro José Laguna dirigiendo a Paraguay en la Copa América de 1921. Desde entonces, centenares de profesionales albicelestes son contratados desde el exterior, aunque cada vez en mayor número. Y en muchos equipos nacionales sale un argentino y entra otro. En Perú, acaba de irse Ricardo Gareca, no sería extraño que lo sucediera otro de su misma nacionalidad.

¿Por qué este fenómeno cada vez más acentuado…? Ricardo Montoya, profesor de literatura, psicólogo y periodista deportivo peruano ensaya una explicación: “Es difícil tener una certeza de por qué son tan buscados y tienen tanto éxito los técnicos argentinos en todas partes. En Perú, los dos a los que les ha ido fantásticamente este último tiempo son dos profesionales sin experiencias en Primera División, lo cual es curioso: uno es Carlos Desio, en Sport Huancayo, y el otro Néstor Lorenzo en Melgar. Eso lleva a pensar en algo que se llama cultura futbolística, vinculada al conocimiento de un deporte, de un juego. Hay una pasión que tiene que ver con una emoción y también con una investigación y con un trabajo que viene de amar el fútbol, apasionarse por él y tratar de explicarlo. Los DT de renombre y los que no lo tienen, vienen con el fútbol desde la cuna, y con esa cultura, más estudio, aplicación y diferencias personales han logrado destacar en todo el mundo”.

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Danilo Díaz, magnífico periodista chileno, entrega otra visión muy analítica: “La cercanía, la importancia del fútbol argentino como faro para el resto del continente, es un factor que no se puede obviar. La llegada de Marcelo Bielsa marcó una manera de entender el juego, de entrenar y llevó a muchos clubes a buscar estrategas que tuvieran alguna ligazón o vínculo con el DT de Chile en el Mundial 2010. También es relevante el hecho de que muchos futbolistas argentinos vinieron a nuestro torneo, generando lazos o radicándose en el país”. Y coincide con Montoya en un punto: “El entrenador argentino trae la pasión, la vivencia y la intensidad de un medio ganador y exigente. Hay de todo, algunos de excelencia y un grupo grande con mucho verso, pero es innegable que son capaces de mover a los planteles y el grueso son muy detallistas. A lo anterior, sumamos la presencia de representantes muy fuertes, que influyen en los dirigentes o derechamente controlan la propiedad de los clubes y ubican a entrenadores de su confianza, como sucede con Unión La Calera”.

De los 64 torneos disputados en Ecuador desde 1957, veintidós fueron conquistados por equipos dirigidos por compatriotas de Bilardo, Menotti, Bielsa, Pekerman, Bianchi. “Los entrenadores argentinos han tenido una importancia decisiva en el fútbol ecuatoriano”, afirma Ricardo Vasconcellos Figueroa, editor de Deportes de EL UNIVERSO. “Además, algunos de ellos alcanzaron acá ese título que no se entrega en papel sino que se gana por sapiencia: el de maestros. Y aunque ya fallecieron, son considerados viejos sabios venerables –guardando las distancias–, como los Pedernera, Spinetto, Peucelle, Cesarini. Son los casos de Gregorio Esperón, Mario Papa, Fernando Paternoster, el Tano Spandre... No hay pupilo de ellos que no los recuerde con respeto. De los tiempos en que eran DT, preparador físico, padre, psicólogo, consejero de vida. Vaya, hasta un estilo dejó uno de ellos: Paternoster en Emelec. No sucedió con ningún otro”.

Ramón Martínez, hoy director de fútbol del Real Madrid, pero con pasado en el Valladolid (del que también es historiador) considera a Vicente Cantatore “el mejor técnico de la historia del club, sin dudas. Y probablemente lo máximo que vi en mi vida en esta función, un genio, con un dominio de vestuario excepcional. ¡Cómo le llegaba al jugador…! ¡Cómo lo convencía…!” Cantatore es un prócer del Cobreloa y una figura consular en Chile. En España han desfilado grandes como César Luis Menotti, Alfredo Di Stéfano, Helenio Herrera, Luis Carniglia (bicampeón de Europa con el Madrid en 1958 y 1959), Marcelo Bielsa, Diego Simeone y decenas más.

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Eduardo ‘Tano’ Spandre, uno de los técnicos que marcó época en Ecuador. Foto: Archivo

Insúa: Fútbol argentino es muy competitivo

En 2021, seis de los diez equipos campeones en Sudamérica fueron conducidos por gauchos. Y en la Libertadores es normal que haya catorce o quince dirigiendo en cada edición. Rubén Insúa, hoy en San Lorenzo, pero campeón en Ecuador con Barcelona y Deportivo Quito, hace hincapié en la base que tienen sus colegas: “La formación de los entrenadores y preparados físicos es muy buena. Destacan internacionalmente por eso. Aparte, salen de un medio –el argentino–, donde la competitividad es muy alta. Jugué y trabajé muchos años en Ecuador y creo que gran parte del crecimiento de su fútbol en las últimas tres décadas está relacionado con la cantidad de profesionales argentinos de prestigio que trabajaron ahí, que acrecentaron el profesionalismo, el orden, la disciplina, el desarrollo técnico. Salen los mejores, por eso los que están afuera tienen más títulos y conquistas que quienes dirigen acá”.

Rubén Darío Insúa, entrenador argentino con dos títulos en Ecuador. Foto: Archivo

El goleador colombiano Rafael Borré dio su parecer: “La tendencia es por la mentalidad, por la competitividad del fútbol argentino, de sus entrenadores”. En cambio, Gabriel Meluk, editor de Deportes de El Tiempo lo adjudica a otro factor: “En Sudamérica hay dos potencias, Brasil y Argentina, es lógico que los demás quieran llevar profesores de ambos países, y los argentinos prevalecen por una cuestión de idioma. Eso les da más afinidad”.

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“Los DT argentinos son buscados desde siempre en todas partes. Enrique Palomini quedó campeón con el Veracruz en 1945-46; poco después José María Casullo obtuvo un doblete con el León (1947-48 y 48-49). Desde entonces son mayoría en México”, dice Marcelo Assaf, periodista argentino radicado hace décadas en la patria del Chavo. “A la par de dar resultados son conocedores de la táctica, con buen verbo, les gusta ver partidos dirijan o no. Cabe agregar que, junto a los estrategas, siempre van los preparadores físicos argentinos, que luego también son buscados por su lado”.

Técnicos desde que empiezan a ir la cancha, pensar el juego es un rasgo distintivo del futbolero argentino, nace con su amor por el club de fútbol, por la selección. (O)