Los ingleses, inventores del tenis y de sus reglas, entre las que está jugarlo sobre césped, sembraron la semilla de este deporte en tierras lejanas como India y en territorios de Oceanía. Luego la práctica del tenis se expandió por toda Europa y en ese continente donde se comenzaron a probar otros tipos de superficies como la tierra batida –especialmente en países del sur europeo, en España, Italia y Francia–. Y por obvias razones aquello influyó para que en Sudamérica se instaure con la cancha ideal.