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Selección de Ecuador: la polémica de Carlos Gruezo, el maquiavélico DT Félix Sánchez Bas y la clasificación en la Copa América

El apoyo a la Tricolor sigue firme, pero ojalá los jugadores sean recíprocos con los hinchas. Para desviar las críticas, el ingenuo volante fue utilizado.

Kevin Rodríguez (11) colaboró con la defensa de Ecuador cuando Jamaica reaccionó tras los dos primeros goles de Ecuador. La Tricolor ganó 3-1. Foto: EFE

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El triunfo 3-1 de Ecuador sobre Jamaica, el pasado miércoles en Las Vegas, por la Copa América, sirvió para aplacar las críticas surgidas por la débil producción que tuvo la Selección en el debut (caída 2-1 ante Venezuela). Los reproches se dieron por el rendimiento y comportamiento de jugadores y cuerpo técnico en el tan cuestionado partido contra los llaneros.

El inicio de ese partido fue auspicioso por el control que tuvo Ecuador, interrumpido a los 20 minutos por una inexplicable acción de Enner Valencia, expulsado por una jugada descalificadora. El árbitro colombiano Wilmar Roldán mostró tarjeta amarilla, pero lo alertó Juan Lara, quien comandaba el VAR: “Wilmar, recomiendo volver a mirarla en on field review. Te voy a mostrar la cámara donde (Valencia) golpea con los tapones en la cara, en una zona delicada”.

El juez central cambió su decisión. “Quitamos la amarilla y vamos por la roja por juego brusco grave”, expresó por los altoparlantes del estadio. La roja trastornó a la Tricolor. Se descontroló y perdió la concentración. Y lo peor: se generó una confusión táctica que el DT Félix Sánchez Bas no supo remediar; más bien la complicó con las modificaciones.

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El Ecuador dominador se transformó en un equipo timorato y sin respuesta. Luego de la derrota, Sánchez Bas lo confirmó con sus dichos en la rueda de prensa: “Luego de la expulsión tuvimos que jugar a la defensiva; había que mandar cada pelota y a correr”. Es una explicación simplista y elemental, tratándose de una reconstrucción táctica.

Como era de esperarse, las críticas llegaron y el panorama para el cuerpo técnico fue insostenible. La prensa española apareció durante el candente momento que vivía su coterráneo. El diario Marca resaltó: “A Félix Sánchez Bas parecen tenerle ‘tirria’ los medios de Ecuador. No le perdonan una, no respetan su proceso”. Desde mi experiencia, con ese apoyo internacional, Sánchez Bas preparó maquiavélicamente un plan astuto con el fin de distraer la atención a la incesante crítica contra él.

Encontró una estrategia para contrarrestarla y declaró: “Se trata de manera injusta a mis dirigidos”. El entresijo incluyó a otro actor. Sánchez Bas deseaba que el plantel recuperara la rebeldía que él no había podido conseguir en el interior de la concentración. Convenció a los jugadores de que era hora de liberarse de un supuesto yugo injusto representado por los reclamos del aficionado y de la prensa ecuatoriana.

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Consolidó la reacción del grupo y escogió al personaje distractor, Carlos Gruezo. El volante cumplió el guion al pie de la letra y dijo: “Para exigir hay que dar. Nosotros no sentimos el apoyo del hincha ecuatoriano. Contra Venezuela se escuchaba más el entusiasmo de ellos al cantar el himno. Y antes de que saliera la convocatoria, la prensa ecuatoriana ya estaba criticando”. Gruezo arremetió contra los hinchas y periodismo. Sus desafortunadas frases hirieron el sentimiento del aficionado.

El plan de Sánchez Bas dio resultado. Utilizó a Gruezo para crear una discusión que deshizo el nudo crítico contra él. Consiguió, gracias a Macchiavello, que sus dirigidos fueran rebeldes contra Jamaica porque estaban prestos a demostrar cuán injusta había sido la crítica que soportaron.

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Por suerte, los ecuatorianos que asistieron al Allegiant Stadium, de Las Vegas, demostraron su permanente querencia por la Selección. Cantaron a todo pulmón el himno nacional y aplaudieron hasta el cansancio, contestando así a la verborrea de Gruezo. Un aficionado muy joven mostró un cartelón escrito a mano, y con marcadores de tinta amarilla, azul y rojo, esto: “2.600 millas para apoyarte, Ecuador”.

Este capítulo inesperado deja lecciones que debemos entenderlas en su profundidad. Para Sánchez Bas, el fin justificaba los medios. Para Gruezo queda una severa lección que debe aprender, porque mostró mucha ingenuidad.

Aprovechando la amplia trayectoria internacional de Alberto Spencer, un periodista le consultó al crack de Peñarol cuál era su opinión sobre los directores técnicos, y él lo explicó así: “Hay dos tipos de entrenadores: los que cubren y amparan a los jugadores; ellos protegen. Y están los otros, los que los aprovechan para sus fines personales”.

Pervis Estupiñán también se pronunció: “Respeto el mensaje de los periodistas. Al mismo tiempo, creo que ustedes se encargan de que todos los chicos (de la Tri) tomen este tipo de actitudes. Muchos chicos temen dar una entrevista porque no se sabe qué pregunta comprometida se le pueda hacer a un futbolista; y si la gente ve mal la contestación, todo el país se encarga de enterrarlo”.

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Con todo respeto, Estupiñán, ustedes, los futbolistas, son hombres públicos y como tales serán evaluados por el rendimiento y por lo que dicen. Usted lo sabe perfectamente. Así como se preparan en aspectos físicos y técnicos, es obligación de los futbolistas prepararse en temas comunicacionales para que entiendan la razón de las críticas. El periodismo está para analizar y opinar. Ahí está la diferencia entre las profesiones. Cuando lo comprenda, sus reacciones serán más sensatas.

Escuchaba a un periodista ecuatoriano que calificaba al partido con Jamaica como el de la reconciliación. De lo que yo conozco, la reconciliación requiere del arrepentimiento y de la disculpa. Solo así se pueden superar las rupturas.

En fin, en lo futbolístico se ganó a Jamaica 3-1. Un triunfo importante, poco en el rendimiento colectivo, pero sirvió la calidad individual de varios jugadores. Tras un buen arranque llegaron nuevamente las desconexiones; es así que el segundo tiempo fue de sufrimiento. La Selección cedió espacios y dejó crecer a los caribeños y no hubo una reacción del cuerpo técnico respecto de los cambios que se requerían en el momento del descontrol.

Hay que reconocer que el ingreso de Alan Minda permitió por su velocidad el tercer gol, en el minuto 91. Fue el tanto de la tranquilidad y el de la diferencia en la tabla, porque pone en apuros a México, nuestro próximo rival.

Con la pérdida de los aztecas ante Venezuela, para la Selección no es obligación doblegar a México en el partido por jugarse mañana (domingo) en el State Farm Stadium en la ciudad de Glendale (Arizona). Con un empate, el gol diferencia le concede a Ecuador el cupo a cuartos de final.

La Tricolor, con el triunfo ante Jamaica, consiguió la victoria número 17 en la historia de sus participaciones de la Copa América, y ganó en el torneo después de ocho años y catorce días, porque no lo hacía desde que sometió por 4-0 Haití en la Copa Centenario del 2016.

Contra México la historia será otra. Al rival le urge ganar para seguir con vida, ejercerá presión desde el primer minuto, y es necesario que la alineación de Sánchez Bas nos fortalezca defensivamente. Debería pensar en la línea de tres que ha demostrado ser solvente en tantos partidos; y, por supuesto, apostar por la salida veloz de los ofensivos por los extremos. Además, ya podrá contar con Enner Valencia.

Este domingo el apoyo a nuestra Selección sigue firme. Esperemos reciprocidad de los jugadores del combinado nacional para que nos entreguen una satisfacción que tanto necesitamos y esperamos. (O)

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