Una oscuridad que presagia la tormenta que se cierne sobre nuestro país me hace olvidar, por momentos, la tarea de explorar el deporte para redactar mi columna dominical. ¿Qué importan hoy las Copas, los fracasos deportivos de los clubes del Astillero, la muerte del deporte en la Federación Deportiva del Guayas, entidad que parece haber cambiado el nombre por el de una empresa; las andanzas de un ministro del Deporte empeñado en fabricarse una imagen política con base en fotos y shows mientras las entidades del deportivas no reciben los fondos?