Qué bello es el fútbol cuando todos los actores enfrentan el desafío con entereza, valentía, fervor, pasión y clase. Cuando los jugadores acuden a su inspiración sin abandonar el orden, que es indispensable a la hora de buscar la victoria. La pizarra, las tizas, las cruces son solo una parte del duelo. Cuando el corsé de las tácticas esterilizantes, propias o ajenas, llena el césped de sombras, surge ese haz de luz nacido en el cerebro de un visionario que recorre todo el cuerpo como una cascada y se deposita en el botín del astro. De allí nace el gol, ese grito estremecedor que pone al corazón en estado de frenesí en cualquier lugar del planeta, porque el fútbol es el deporte más universal que existe.