Se acaba de iniciar la 65.ª edición de la célebre Copa Libertadores. Ocasión propicia para echar una mirada retrospectiva y alinear el equipo ideal de la historia de la Copa. Es un juego atractivo, muy periodístico. Miles la han jugado, cientos han destacado. La condición esencial que nos hemos autoimpuesto al escoger es que los integrantes de este once deben ser campeones. Sería ridículo que un zaguero sin títulos, por extraordinario que fuera (el caso de Elías Figueroa) desplace a Pancho Sá, seis veces coronado. Lo mismo acontece con la gravitación de un futbolista en el título de un club. Ejemplo: difícilmente vuelva a darse una actuación como la de Juan Carlos Henao en el Once Caldas campeón del 2004. Jugó excepcionalmente los 14 partidos. No hay duda posible: sin él, Caldas no levantaba la Copa. Ya habíamos acometido este ejercicio en marzo de 2009, pero quince años después nos obligaron a realizar un par de cambios.