“Nuestro objetivo es que Barcelona SC sea protagonista en todas las competencias en que participe”, declaró, convencido, Antonio Alvarez el 3 de enero anterior. Se refería al armado del plantel torero para la temporada 2024. Agregó aquella vez el dirigente, que oficialmente es presidente del club desde el 25 de mayo pasado, que quería “un Barcelona SC aguerrido, como su historia lo dice; que sea un equipo que no pare de correr”.

De esas tres pretensiones mencionadas por Alvarez, en estos primeros siete meses del año apenas se ha cumplido una, la menos importante: Barcelona SC es un equipo que no para de correr. Corre, pero produce muy poco. Por aquello, juega mal y muy poco al fútbol, no da resultados, lo han eliminado de tres torneos, y si individual y colectivamente no mejora las posibilidades amarillas de ganar la segunda etapa de la Liga Pro -para evitar que Independiente del Valle se corone sin jugar finales- son escasas.

Los tres papelones barcelonistas (eliminaciones en Copa Ecuador, Sudamericana y Libertadores) han puesto en evidencia que, en el orden de extranjeros, ninguno tiene la calidad de auténtico refuerzo. El tosco defensa uruguayo Carlos Rodríguez ya fue dado de baja, pero sigue su compatriota Mathías Suárez, un marcador de punta que no es tomado en cuenta.

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‘¡Cómo corre Leonai Souza!’

El chileno Nicolás Ramírez es un zaguero que no deslumbra. El charrúa Bruno Piñatares se marchó a Paraguay, luego de casi seis temporadas de darle poco fútbol al club. No obstante,, Piñatares era elogiado por correr, que es al factor en que lo emulan un par de foráneos del mediocampo del cuadro del Astillero: el brasileño Leonai Souza y Jesús Trindade, otro importado desde Uruguay.

El caso de Leonai es el más llamativo. El periodismo deportivo nacional lo ensalza por su “intensidad” y fundamentalmente por correr. “¡Cómo corre!”,”¡cómo suda!” se repite. Nunca se escucha un “¡cómo juega Leonai”. Arribó a Barcelona SC con un cartel que a esas alturas no representa nada: en el 2021 fue elegido el mejor futbolista extranjero del campeonato uruguayo. El torneo local charrúa está devaluado desde hace cuatro décadas. No es el mismo en el que triunfó Alberto Spencer.

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No son como los de antes

¿Quénes son los últimos grandes jugadores de Brasil que Barcelona SC trajo? Hay que entrar a un profundo túnel del tiempo para responder. El nivel de Leonai Souza está lejos del que tenían muchos de los brasileños que antaño vistieron la camiseta amarilla. Algunos solían traer incorporado en sus botines el espíritu festivo y alegre de la samba y el carnaval -como valor agregado a su calidad futbolera, emparentada con la belleza del jogo bonito-.

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Varios astros brasileños dejaron lo que no podrá Leonai en Barcelona SC: un legado inolvidable. “Momentos tan dignos de inmortalidad que nos permiten creer que la inmortalidad existe”, como refería el escritor uruguayo Eduardo Galeano al elogiar la inverosímil capacidad técnica de los auriverdes.

Más intensidad que fútbol

Sobrevalorada la intensidad futbolística de Leonai Souza, y el número de kilómetros que corre, es visto como un elemento clave. Sin embargo, en lo que va del siglo XXI el volante es uno más de los intrascendentes brasileños fichados por los canarios. Ejemplos de chimichurris parecidos son Flavio Barros, Gilmar, Ricardihno, Clovis Bento, Rafael Ueta, Fernando Ferreira, Gabriel Marques (de este no se podía esperar magia, pese cumplir las mismas funciones que el extraordinario Pepe Paes ejecutó con brillantez entre 1971 y 1981). El delantero Rodrigo Teixeira no entra en esa lista porque vino a Ecuador vía Deportivo Cuenca.

Barcelona enfrentó al Santos, en la Libertadores 2004. Rodrigo Teixeira (c) hizo el único gol en los dos partidos.

Hay que retroceder hasta 1985 para hallar al último crack que Barcelona SC importó desde Brasil, porque en la década de los años 90, aunque fueron toreros, Gilson llegó originalmente para Filanbanco, Janio Pinto fue traído por el América de Quito, Magú y Bittencourt -dos fiascos- procedían de Universidad Católica. No triunfaron Adilson, Claudinho, Adilio (socio de Zico en el Flamengo campeón de América y del mundo en 1981), Luis Henrique, ni Jair (número 10 del Peñarol monarca de Copa Libertadores y de la Intercontinental de 1982).

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Toninho Vieira

En 1985 desembarcaron en Guayaquil las dos últimas grandes estrellas de Brasil que contrató Barcelona SC, sin escalas previas en otros clubes de Ecuador. Primero vino Antonio Pires Vieira (Toninho), al que algunos han comparado con Leonai Souza. A diferencia del actual volante canario, Toninho fue por cuatro temporadas el patrón del mediocampo barcelonista.

Toninho Vieira.

Había sido figura en el Santos FC, monarca paulista de 1978. Toninho era un volante de corte con una técnica exquisita, robaba balones sin cometer faltas, tenía condiciones de número 10. A diferencia de Leonai Suoza, Toninho era un criterioso y sobresaliente estratega, inteligente con la pelota en los pies, magistral habilitador. Fue campeón en 1985 y 1987, y semifinalista de la Copa Libertadores en 1986 y 1987. Está entre los más sensacionales foráneos en la historia de Barcelona SC.

Severino Vasconcelos

El otro brasileño fuera de serie, del tipo que no ha regresado a Barcelona SC, vino en la segunda parte de la campaña de 1985: Severino Vasconcelos. Tuvo estancias estelares en clubes en los que Leonai Souza jamás tuvo espacio, como el Palmeiras, Inter de Porto Alegre (allí fue compañero notables futbolistas como Valdomiro, Paulo Roberto Falcao, Edú, y Batista). En Chile Vasconcelos fue la mayor figura de Colo Colo, en su época. Formó una sociedad goleadora con Carlos Caszely que reportó tres títulos.

Severino Vasconcelos, uno de los extraordinarios jugadores brasileños que llegaron a Barcelona SC.

Dio una vuelta olímpica con Barcelona SC en 1985, campaña en la que fue el genial conductor torero. Las actuaciones memorables de Vasconcelos, deslotado en el campeonato nacional, lo convirtieron en uno de los mejores número 10 de la historia amarilla. Fue autor de goles memorables a nivel local y en la Copa Libertadores de 1986. (D)