En un ambiente de euforia masiva, millones de personas acompañaron por las autopistas y calles de Buenos Aires el recorrido de Lionel Messi y su selección en la caravana para celebrar la Copa del Mundo, la tercera de Argentina, en una manifestación de dimensiones jamás vistas en esta ciudad.

En un autobús descapotable que avanzó muy lentamente tratando de abrirse paso entre la multitud, los jugadores con sus medallas al cuello mostraron exultantes el trofeo conquistado el domingo ante Francia.

Sin embargo, al cabo de casi cinco horas de recorrido, los jugadores renunciaron a proseguir por tierra su trayecto, que había comenzado en el predio de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), en Ezeiza, periferia de Buenos Aires.

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La zona del Obelisco, en la avenida 9 de Julio, tradicional lugar de celebración futbolística, se vio desbordada por millones de personas, lo que empujó a muchos aficionados a desplazarse hacia la cercana plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, sede de la Presidencia.

En horas de la madrugada, al arribo del combinado albiceleste, también hubo una multitud que esperó a los campeones, y estos se desplazaron también en un bus hasta el sitio de concentración de la Albiceleste.

En un video que circula por redes sociales se lo ve a Messi sentado allí. De un momento a otro, le lanzan un peluche de una Tortuga Ninja.

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El astro lo toma en sus manos, queda sorprendido y luego lo devuelve y estalla en carcajadas. A Kylian Mbappé, su rival el domingo y compañero del PSG, se lo apoda como los célebres personajes de televisión. (D)