La Federación Ecuatoriana de Fútbol fue, el 14 de noviembre anterior, la última en registrar ante la FIFA la nómina de sus 26 escogidos para competir en la Copa del Mundo de Qatar 2022. El retraso -que se creía entonces que estaba motivado por alguna estrategia comercial- se produjo porque hubo una larga y acalorada discusión entre el técnico Gustavo Alfaro y la dirigencia de la FEF por un nombre: Byron Castillo. El entrenador insistía en incluir al zaguero en la nómina mundialista y sus jefes rechazaron esa intención. Al final se impuso la postura de los miembros del directorio federativo.

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¿Cuánto pesó esa situación en la decisión que ha tomado el argentino de no renovar para cumplir un segundo periodo al mando de la Selección? Si no es la principal, al considerar Alfaro que se limitó su libertad de elegir, al menos habría tenido una influencia notoria en la posterior relación del adiestrador con Francisco Egas, presidente de la FEF.

Gustavo Alfaro, un técnico que les inculca miedo a los jugadores

“Fueron diez horas difíciles”, contó luego Alfaro sobre la reunión con dirigentes en que se trató la nómina para Qatar 2022. Recalcó ante los medios de comunicación las razones de la integración de la lista de los 26 de Ecuador: “Es la elección que tengo, es el derecho que tengo yo a elegir, ¿o no tengo derecho a elegir? Es mi derecho a elegir, entonces yo elijo a los jugadores de acuerdo a lo que veo”.

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¿Alfaro renunció antes de la Copa del Mundo por el tema Castillo? Mario Canessa Oneto, columnista de EL UNIVERSO, le ratificó a este Diario este jueves lo que reveló en su programa Los comentaristas, de radio Caravana, lo que dijo hace casi dos meses sobre lo ocurrido entre Alfaro y la directiva de la Federación, por la posición de cada una de las partes sobre el lateral derecho.

‘Ecuador no era su prioridad’

“Por una muy buena fuente, que para mí tiene todo crédito, y que además estuvo en esa reunión (del 14 de noviembre), supe que Alfaro puso su cargo a disposición de Francisco Egas. Eso no es renunciar, pero es prácticamente lo mismo. El técnico insistió en que Byron Castillo sea parte de la nómina mundialista, pero los dirigentes objetaron la presencia del futbolista”, dice Canessa, quien hace varias décadas presidió la Comisión de Selecciones de la FEF.

Canessa comenta que no cree que el caso Castillo sea lo que empezó el distanciamiento entre Alfaro y sus empleadores. “Seis meses antes de la Copa del Mundo el entrenador eludió dialogar sobre su renovación. ‘Hablamos después’, les dijo. Se acabó el Mundial para Ecuador (hace 44 días) y públicamente anunció, en la rueda de prensa, luego de la derrota con Senegal, que iba a tomarse un tiempo para analizar su futuro. La verdad, creo que para Alfaro su continuidad con la Selección no era una prioridad”.

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El 29 de noviembre, después de la derrota 2-1 con Senegal, y sentenciada la eliminación de la Tricolor en la fase de grupos del Mundial de Qatar, Alfaro declaró esto en rueda de prensa: “Honestamente necesito tiempo, necesito tiempo para saber qué voy a hacer de mi carrera profesional, qué decisiones voy a tomar. No creo que es el momento para analizarla, en algún momento habíamos hablado con la Federación (sobre renovar), quedamos en juntarnos después de la Copa del Mundo para darnos las gracias y para ver qué hacemos o qué no hacemos”.

‘Evitar riesgos’

El 14 de noviembre Ecuador era, hasta las 17:30, de las 32 selecciones clasificadas para el Mundial, la única que no había informado la conformación de su nómina. Resolver la inclusión de Castillo implicó una deliberación prolongada (la fecha límite era el 15 de noviembre y por la diferencia horaria con Suiza, sede de la FIFA, el plazo para la FEF estaba por terminarse).

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De las consecuencias probables de llevar a Castillo a Qatar se refirió el 9 de noviembre pasado Carlos Manzur, vicepresidente de la Federación, en radio Caravana. “El deber de los dirigentes es decirle al técnico (Alfaro) si lo puede llevar o no (a Castillo). Si lo lleva o no, es decisión de él. Estamos en análisis para terminar consultas. En mi visión personal, una colegiada (Manzur es abogado), no queremos correr riesgos. Lo lógico es tomarse el tiempo para eso. El límite es el lunes (14 de noviembre), cuando haya que entregar la nómina”.

El 8 de noviembre hubo una sentencia que puso en jaque la presencia de Castillo en la Copa del Mundo. El Tribunal Arbitral del Deporte (TAS, siglas de Tribunal Arbitral du Sport, en francés) ratificó que la Tricolor podía participar en Qatar 2022. La resolución se tomó tras analizar los alegatos presentados por las federaciones de Chile y Perú respecto a la nacionalidad de Castillo; sin embargo, anunció castigos económicos y deportivos para el balompié nacional. En el segundo aspecto las sanciones se cumplirán en las próximas eliminatorias, rumbo al Mundial de la FIFA del 2026.

Que Castillo jugará contra Qatar, Países Bajos o Senegal en la Copa del Mundo significaba el peligro latente, de acuerdo con los resultados, de una impugnación de los rivales de la Tricolor.

Sentencia del TAS

Esa eventualidad no era descabellada porque el TAS, la máxima instancia de la justicia deportiva a nivel planetario, detalló las causas del castigo, al referirse a “información falsa” en el documento de Byron Castillo:

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“La FEF violó el artículo 21 del Código Disciplinario de la FIFA por la utilización de un documento que contenía información falsa. Para casos de falsificación, la FIFA no se refiere a la ley nacional. En consecuencia, para FIFA no es necesaria una decisión de las autoridades judiciales ecuatorianas respecto a la falsificación del pasaporte del jugador para establecer que el documento es falso, conforme al artículo 21 del Código Disciplinario de la FIFA. En el presente caso, si bien es cierto que el pasaporte ecuatoriano del jugador era auténtico, la información contenida en dicho pasaporte era falsa. En concreto, la formación arbitral llegó al convencimiento de que el lugar y la fecha de nacimiento del jugador en el pasaporte del jugador eran incorrectas ya que el jugador nació en Tumaco, Colombia, el 25 de junio de 1995. En consecuencia, la formación arbitral considera que la FEF es responsable por un acto de falsificación conforme al artículo 21, párrafo 2 del Código Disciplinario de la FIFA, incluso si la FEF no fue la autora del documento falsificado, sino que simplemente lo utilizó”. (D)