A Daniel Pintado le será imposible olvidar la Torre Eiffel: seis días después de ser el abanderado de Ecuador en el desfile en barco por el río Sena consiguió proclamarse a sus pies campeón olímpico en los 20 km marcha, “algo casi impensable” para él.

En una nube todavía unas horas después de su hazaña, Pintado no dejaba de recordar a su familia, de la que ha estado separado varios meses durante la preparación para este evento. “El esfuerzo ha valido la pena”, se enorgulleció.

Glenda Morejón y Pintado, más los andarines David Hurtado y Paula Torres estarán también en competencia de relevos mixtos el miércoles 7 de agosto (desde las 00:30 de nuestro país).

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¿Cuántas veces había soñado con proclamarse campeón olímpico a los pies de la Torre Eiffel?

Sigo todavía viviendo un sueño, no me lo creo. La Torre Eiffel será inolvidable para mí. Esta mañana cuando llegué aquí para la carrera la miré, estaba hermosa. Decían que iba a haber una tormenta y no sabíamos si íbamos a tener la carrera retrasada (como finalmente ocurrió, con una demora de 30 minutos). Estaba calentando y yo la veía. Lo que pensaba entonces era que podía ser muy loco ganar en estos Juegos Olímpicos con ella delante. Era algo casi impensable. Cuando faltaban doscientos metros para la meta no hacía más que pensar que era algo como si no fuera real, como un sueño. No sabía qué me estaba pasando, como si no estuviera en un lugar tan maravilloso como en el que estoy.

Pasadas ya las primeras horas de su título, ¿se ha creído ya que es el campeón olímpico?

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Sí, ya mejor (risas). Ahora ya sí, ahora ya sé que el sueño es realidad. Pero falta algo y como menciono siempre que me preguntan, me hace falta la familia. Quiero ver a los míos, a mis hijos. Quiero llegar a Cuenca, abrazarlos, besarlos y pedirles disculpas por estar tanto tiempo fuera, pero creo que valió la pena. Esta medalla valió la pena, todo ese sacrificio. He arriesgado mucho para conseguir esto.

Jefferson Pérez fue campeón olímpico en 1996 y subcampeón en 2008, ¿qué importancia tuvo para que usted decidiera dedicarse a esta disciplina?

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Jefferson fue quien abrió la puerta para que nosotros empecemos a soñar. Yo vi su medalla de 2008 cuando era niño. Y ahí empecé a soñar con estar alguna vez en unos Juegos Olímpicos. Es lindo conseguirlo y conseguirlo en París, que a partir de ahora será muy especial para los ecuatorianos.

¿Quién ha sido el modelo a seguir para crecer en el deporte?

Mi ídolo es Andrés Chocho, mi entrenador. Él me acogió en la escuela de marcha cuando tenía 10 años y él siempre me quiso entrenar, siempre me invitó a soñar. Él era un gran marchista, fue finalista a nivel mundial. Se le resistió la medalla olímpica y como entrenador pues la hemos conseguido.

¿Cómo se imagina ahora el regreso a Ecuador?

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Espero que estén ahí mis hijos, que los pueda abrazar, y que todo un pueblo esté feliz por esto que hemos conseguido. Esto no solo es una medalla para mí, es una medalla para todos los ecuatorianos. He sentido su apoyo en todo momento. Hoy en el recorrido había muchas banderas de Ecuador, muchos ecuatorianos gritando, tenía amigos también. Se lo dedico a todos en mi país.

Una vez pasen los festejos y pueda descansar con su familia, ¿cuál es el siguiente reto después de haber alcanzado ya un oro olímpico?

¡Pues otro oro! (risas). (D)