Rafael Nadal, el hombre con más Grand Slams de la historia, y Novak Djokovic, nueve veces campeón en Melbourne, persiguen agrandar su leyenda en el Abierto de Australia, aunque deberán sofocar la incipiente revolución de los jóvenes talentos del circuito.

Aunque el príncipe de esta nueva camada de talentos, el número uno del mundo español Carlos Alcaraz, será baja por lesión, son numerosos los aspirantes a acabar con la tiranía del conocido como “Big Three”: Nadal, Djokovic y el ya jubilado Roger Federer.

Puede ser el momento del noruego Casper Ruud, número 2 del mundo y finalista en Roland Garros y Nueva York, pero también están al acecho el danés Holger Rune, el canadiense Felix Auger-Aliassime o el italiano Jack Sinner.

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Pero desde 2006, solo el suizo Stan Wawrinka en 2014 pudo cuestionar en Australia el dominio de Federer, Nadal y especialmente Djokovic, que vuelve a su torneo favorito tras la dramática deportación de 2022 por no estar vacunado contra el covid.

“Si hablamos de favoritos, el sábado antes de empezar el torneo sin ninguna duda que Djokovic es el máximo favorito a ganar el título. Pero los torneos no se ganan el sábado antes”, dijo el mismo Nadal.

El manacorí de 36 años no solo defiende el título ganado épicamente el año anterior, sino el récord de 22 Grand Slams, que Djokovic igualaría en caso de victoria en Australia.

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Sin embargo, el español admitió sentirse “vulnerable”, con una racha negativa de solo una victoria en los últimos siete partidos.

“He estado perdiendo más de lo habitual. Necesito volver a construir mi momento, necesito volver a construir esta confianza conmigo a través de victorias”, reconoció.

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Además, en primera ronda le tocó uno de los cruces más complicados para los cabezas de serie, el joven y pujante británico Jack Draper.

“Si soy capaz de ganar el primer partido, voy a tener mis opciones”, auguró Nadal, que no se encontraría con Djokovic hasta una hipotética final.

Por contra, el serbio de 35 años llega pletórico a Melbourne: ganador del ATP Finals y del torneo previo de Adelaida, eufórico por volver al recinto donde guarda “los mejores recuerdos” de su carrera.

Afectado en los isquiotibiales desde Adelaida, Djokovic reconoció haber sufrido “con eso un poco los últimos siete días”, pero confió en poder jugar con normalidad en su debut el martes contra el español Roberto Carballés.

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Djokovic, que ha caído al número 5 del mundo tras una temporada excluido de los Abiertos de Australia y Estados Unidos, encara el Open con el objetivo claro de igualar los 22 grandes de Nadal.

“Por eso sigo jugando profesionalmente a tenis, porque quiero ser el mejor, quiero ganar los torneos más importantes del mundo. No es ningún secreto”, dijo el serbio, que ha recibido una calurosa bienvenida de la afición australiana.

“Hay muchos jóvenes que están muy hambrientos, que quieren ganar. Quieren despellejarte en el gran estadio. Lo sé”. Pero “en esta pista, tengo opciones contra cualquiera”, afirmó.

Sin embargo, la nueva hornada viene dispuesta a acelerar el cambio iniciado en 2022 que, por primera vez en 19 años, terminó sin Nadal, Djokovic, Federer o el escocés Andy Murray en cabeza del ranking ATP.

“Creo que este año será una nueva oportunidad para muchos más nuevos jugadores de demostrar su autoridad, de dejar marca en el tenis y llegar a la élite del deporte”, avisó el joven australiano Alex de Miñaur, de padre uruguayo y madre española.

Y entre ambas generaciones, emergen otros nombres a tener en cuenta como el griego Stefanos Tsitsipas (número 4 del mundo), el ruso Andrey Rublev, el controvertido ídolo local Nick Kyrgios o el alemán Alexander Zverev, que regresa de la escalofriante lesión de tobillo en las semifinales de París.

Y sin olvidar el ruso Daniil Medvedev que, tras perder las finales de 2020 y 2021 ante Djokovic y Nadal, espera hacer bueno el dicho de “a la tercera, va la vencida” para agenciarse su segundo Grand Slam tras el de Estados Unidos en 2021. (D)