Con un sonoro aplauso fue recibido Daniel Pintado en Quito. El doble medallista olímpico compartió sus vivencias de lo que fue una histórica actuación en los Juegos Olímpicos París 2024, pero dejó como reflexión que es ahora cuando comienza la verdadera tarea de haber conseguido medallas de oro y plata, “con la responsabilidad de ser referentes” de la juventud de un país.

El marchista azuayo fue parte de un conversatorio en Quito organizado por Crisfe de Banco Pichincha, en la matriz de la entidad que como patrocinadora apuntaló el camino al podio olímpico para Pintado, Glenda Morejón y la velocista Anahí Suárez, una parte también del equipo al que acompaña la entidad.

¡‘Vamos papi, tú puedes’! El grito de Nicolás, que a la distancia impulsó a Daniel Pintado al oro olímpico

Pintado habló de la familia, de la motivación que representa en un deportista estar acompañado en el proceso de formación, del impulso que es tener al lado a una voz, como la de su hijo, que está para “tranquilizarte cuando estás nervioso”, como en la noche previa a la competencia de los 20 kilómetros marcha, en una anécdota en la que el protagonista fue Nicolás, “principal inspiración” para el crecimiento de su carrera.

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De la prueba en París, el azuayo destacó que “salió según lo planeado” y que el kilómetro final no fue controlar a los rivales, sino sus propias emociones. “Fue algo más espiritual, emotivo, pensando en todos los que me apoyaron y también en los que me dieron la espalda. No me creía, pasó todo por mi cabeza, ver la cinta de meta adelante era preguntarme una vez más si lo estaba consiguiendo. Tenía que creérmelo, eso fue lo principal en ese momento”, dijo.

En medio de la emoción y los festejos de una actuación histórica, Pintado se afirma en el suelo y confiesa que es ahora cuando empieza a ver las consecuencias de ganar el oro olímpico, “porque uno se prepara mucho para conseguir el sueño de la medalla, pero lo que viene luego es algo para lo que uno no está preparado, la atención de la gente, de los medios, el verse rodeado de mucha más gente de lo habitual, eso era algo que no entendía y que mis allegados me hicieron ver que lo había conseguido”, indicó.

El arribo del martes a Cuenca, Pintado confiesa que fue “una locura”. En su ciudad natal lo recibieron como héroe y se alista una estatua, todo esto desbordó lo que habría imaginado el campeón olímpico.

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Fue demasiado, había policías a mi alrededor, resguardándome por seguridad, y la gente gritando mi nombre, recién ahí supe lo que había conseguido”, señaló.

“Jefferson Pérez (medallista olímpico) me decía ya de esto, que la verdadera medalla no era el objeto metálico en el pecho, sino las personas y las historias que llegan con eso, gente que te dice que fuiste una motivación o inspiración para sus vidas, eso es lo que uno como deportista debe entender, porque se viene la responsabilidad de ser referente de mucho niños y jóvenes que nos están viendo”, apuntó.

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Pintado quiere responder toda esa atención y cariño de la afición ecuatoriana. Dice que ya no tiene solo dos hijos (Nicolás y Monserrat), “ya tengo muchos hijos más”, y que quiero “ser ejemplo” para todos esos niños, de ahí el mensaje para ellos, que “los sueños se pueden hacer realidad, pero hay que trabajar duro, ser disciplinados, porque tarde o temprano las cosas van a llegar”, concluyó. (D).