El gran Nobel de Literatura en 1990, Octavio Paz, cita en El laberinto de la soledad (capítulo II Máscaras mexicanas) lo siguiente: “luego de escuchar un ruido en una habitación contigua, pregunté ‘¿Quién anda por ahí’, y quien contesta es la criada que recién llega de su pueblo para dedicarse a sus quehaceres domésticos; ella responde: ‘No es nadie, señor, soy yo’”. Eso es lo que el escritor mexicano denomina “ninguneo” (es decir, hacer de Alguien, Ninguno). Definitivamente cuando Alfonso Cuarón dirigió Roma hizo lo imposible por reflejar lo contrario: olvidarnos de esa persona que nos cuidó y estuvo con nosotros durante la infancia.

Cuarón, ganador del Óscar como mejor director por Gravedad (2013), escribió el guion del hasta entonces el proyecto más personal hasta la fecha del cineasta mexicano responsable de otros títulos como Hijos del hombre o Y tu mamá también. Roma sigue la historia de Cleo, una joven empleada doméstica trabajando para una familia de clase media en la colonia Roma en Ciudad de México; ella quien junto a Adela (Nancy García) son las responsables de las labores del hogar y de los cuatro niños. Son quienes llevan a los pequeños a la escuela, les cocinan, lavan y los acuestan. Como dicen por ahí, “las chachas”.

Entregando una artística carta de amor a la mujer que lo crió, Cuarón dibuja en su propia infancia para crear un vívido y emocional retrato de la lucha doméstica y la jerarquía social en medio de la confusión política.

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El mexicano esperó doce años para terminar este filme, considerado un testimonio personal de los recuerdos de su infancia –y las mujeres que les dieron forma–. Así como también del rol femenino y los indígenas de su país.

Roma recrea los inicios de los 70, en momentos en que un país recién fuera organizador de los Juegos Olímpicos y de un Mundial de Fútbol. Pero también es una nación con un alto índice de descontento social, cuyos habitantes no decidían si ser parte de la modernidad o si seguir viviendo en el pasado. Los jóvenes, tal como sucediera en algunos países en 1968, pedían cambios y en la capital mexicana la juventud reclamaba y pedía explicaciones por las muertes de estudiantes y civiles durante la matanza de Tlatelolco. Había convulsión.

Ahora bien, la película que ya ganó varios premios, entre ellos el León de Oro en Venecia de 2018, es mucho más que eso según el mismo Cuarón. “Roma fue inspirada en las mujeres de mi infancia y sirve como una especie de homenaje artístico al matriarcado que moldeó mi mundo. Fue resultado de una memoria colectiva entre mis recuerdos (de niño) y los de Libo (su nana). Nunca fue un proceso intelectual, ni un intento de hacer una declaración o afirmación de ningún tipo. Es como la vida misma, una especie de mural gigantesco donde usas tu propia experiencia y lo vas pintando”, dijo el mexicano en el Walter Reade Theatre de Nueva York, cuando presentó su película en esa ciudad.

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Roma está fotografiada en blanco y negro, y recurre constantemente al montaje interno, algo a lo que Cuarón se refiere. “Me gustaba mucho la idea de emplear ciertas herramientas en la producción porque en el cine mexicano, por recursos, nunca ha habido la posibilidad de usar ciertas herramientas en el contexto de la realidad nacional en una película mexicana. La gran fortuna que tuve fue trabajar con Eugenio Caballero, que es un gran diseñador de producción, pero que también tiene una gran experiencia trabajando con efectos visuales”.

Las actrices
La elección de actores es otro acierto, ni hablar del trabajo que Cuarón les exige, logrando que nadie esté por encima del otro, las dos protagonistas son actrices con muchas cualidades que, aunque lleven el peso de la cinta, no opacan al resto.

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Yalitza Aparicio y Nancy García son dos oaxaqueñas originarias de la comunidad de Heroica Ciudad de Tlaxiaco. A Yalitza la han apodado como el ‘corazón de Roma’, luego de que la película se ha presentado en ciertas salas.

En The Wrap, la actriz dijo que hasta antes de actuar en Roma, jamás había escuchado hablar de Alfonso Cuarón. “No conocía nada sobre su trabajo o sobre las películas que él había dirigido antes. Él (Alfonso Cuarón) me preguntó si había visto alguna de las películas que él había dirigido, le dije que no. Él me respondió: ‘No hay problema. Incluso es mejor. No quiero que veas ninguna de ellas ahora porque quiero que tu mente esté fresca’”.

Aparicio (1993), considerada mejor actriz del 2018 por la revista TIME, se refirió a la forma en que se rodó el filme. “Desde el principio, él me dijo que yo no iba a tener guion y que quería que pasáramos por la historia y que la viviéramos como si fuera nuestra propia vida. Eso de los castings no existe en Oaxaca, tampoco estudié actuación”, contó.

Además, para aprender la lengua indígena que habla su personaje –el mixteco–, contó con la ayuda de su mejor amiga en la vida real, Nancy García, que también aparece en la cinta. “Fue complicado por las pronunciaciones y el temor de que fuera a quedar grabado algo que dijera mal, pero ahí estaba mi maestra Nancy para corregirme si era necesario. Somos grandes amigas”, señaló.

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La otra protagonista es Nancy García. Ella, en cambio, aseguró que esta fue una oportunidad para dar a conocer una de las lenguas que se hablan en Oaxaca, por lo que desea que las comunidades retomen su rescate, pues forma parte de su cultura. Ella manifestó que nunca se imaginó que trabajarían con Cuarón, quien les enseñó a hacer algo más por sí mismas. “Él sacó lo mejor de mí, me hizo crecer y decir que sí puedo hacer estas cosas”.

Roma estará en Netflix el 14 de diciembre y está seleccionada para representar a México en los premios Óscar y en los Goya. (A. C. J.) Fuentes: Agencias e internet.