El escritor japonés Haruki Murakami -uno de los más importantes de la literatura contemporánea- tiene un admirador muy particular en Ecuador. Ante el mundo y en voz alta, este fanático aseguró haberse convertido en un adicto a su obra, pero al mismo tiempo reconoció, haciendo muecas de desagrado, que le pesan sus libros tan gordos, de tantas páginas, y que se salta aquellas en las que hay mucha sangre y violencia.