Una mujer transgénero es la protagonista de Gabriel (a), la más reciente novela del escritor ecuatoriano Raúl Vallejo, obra con la que obtuvo el premio de novela corta Miguel Donoso Pareja 2018, y que mañana a las 19:30, en la librería Española, en Riocentro Entre Ríos, se presentará en un nuevo conversatorio de su autor con los lectores.

¿Cómo nació la historia de Gabriel(a)?

He trabajado como tema literario la condición homosexual, en general, y transexual, en particular, desde mediados de los ochenta. Usted puede encontrar cuentos de voces narrativas y punto de vista diversos y complejos que abordan esta temática en Máscaras para un concierto (1986), o en Pubis equinoccial (2013), pero, sobre todo, los encuentra en Fiesta de solitarios (1992), y en Huellas de amor eterno (2001). En estos dos libros, entre otros cuentos, publiqué dos relatos largos que abordan la condición trans y un tipo de relación homosexual en Te escribiré de París y Astrología para debutantes, respectivamente.   En mi investigación para trabajar literariamente el tema, ha sido estremecedor constatar la violencia criminal que se ejerce, con odio, en contra de las chicas trans.

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La historia de Gabriel(a), desde mis preocupaciones éticas, surge de la necesidad de decir algo que provoque una reflexión sobre la vida de personas vulnerables, sobre las que se cierne una violencia criminal impune, personas que luchan cotidianamente para ser aceptadas plenamente por la sociedad, y también por su inclusión laboral.

Al mismo tiempo, surgió por mi amistad con Michelle Valencia, la primera presentadora trans de la televisión colombiana, quien cubría, años atrás, el segmento cultural de Canal Capital, de la alcaldía de Bogotá. Con ella, platicamos en múltiples ocasiones sobre la realidad de la población trans, y me enseñó mucho sobre lo que debe sobrellevar, sobre lo que tiene luchar una chica trans, en su realidad cotidiana, para salir adelante en un mundo transfóbico.

¿Cuánto tiempo le tomó escribir este libro?

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La idea de escribir este libro y el proceso de investigación y preparación que eso demanda me tomó más o menos tres años. Luego, el primer borrador lo escribí durante unos cuatro meses, en 2017; en esos meses trabajé entre ocho y diez horas diarias en la escritura de la novela. Enseguida viene ese tiempo en que uno deja descansar por algunos meses el primer borrador. Después, el proceso de corrección me ha tomado alrededor de un año. Y, claro, uno sigue corrigiendo hasta momentos ante de que el libro entre en imprenta.

¿En qué escenarios y personajes reales se inspiró para desarrollar cada uno de los pasajes que integran esta novela?

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He dicho que la novela está inspirada en el espíritu vital de una amiga muy querida como es Michelle Valencia. De hecho, el libro está dedicado a ella. Pero Gabriel(a) no es su biografía. Lo que Michelle me ha contado de su vida me permitió crear el espíritu de Gabriela. Asimismo, la investigación sobre la transfobia de la sociedad, ese odio que genera los crímenes cargados de sevicia que sufre la población trans, me dio la materia social de la que se nutre mi novela.

¿En qué ferias de libro usted tiene previsto presentar su obra?

Gabriel(a) fue presentada en abril, en la Feria Internacional del Libro, de Bogotá. Ahí conversamos con la artista y activista trans Kaperuzza Orozco, quien al finalizar la plática dijo: «Gabriel(a) es una novela conmovedora que yo recomiendo, con enorme entusiasmo, porque en ella hay mucha sensibilidad, y mucho amor”. La presentaré en septiembre en la feria de Guayaquil, y en octubre en la feria de Cali.

¿Cuáles son las situaciones que cree se desmitifican con este libro? 

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Gabriel(a) es una historia de amor contrariado, es decir, de un amor que, como casi todos, tiene que enfrentarse a los prejuicios sociales y sexuales de una sociedad incapaz de aceptar al otro, al diferente. Mi novela intenta desmitificar el amor entendido como si tuviera una única dimensión heterosexual. En Gabriel(a) se desarrolla la idea de que el amor es uno y es diverso; se considera que el amor es, paradójicamente, claro y contradictorio en sí mismo, carece de absolutos, pero busca el absoluto en su realización.

Al mismo tiempo, la novela busca desmitificar algunos prejuicios sobre las chicas trans por parte de una sociedad que las considera una especie de “anormalidad sexual” y, por tanto, les niega su condición humana cotidiana.

He querido mostrar en mi novela, a partir de los personajes de Gabriela y Yazmín, las ilusiones espirituales, los anhelos laborales, y la lucha cotidiana, en una sociedad transfóbica, de dos chicas trans.

¿Cuál cree que es el poder que le da a sus lectores con historias como esta en la que aborda realidades muy cercanas y reales?

Las lectoras y los lectores de libros como Gabriel(a), que abordan realidades cercanas, se someten, en la lectura, a un proceso de sensibilización frente a los problemas planteados en tales libros. La literatura, que ante todo es lenguaje estético, permite a dichos lectores cuestionarse a sí mismos en su relación con el mundo y cuestionar al mundo con el que se relacionan, en sus inequidades complejas.

La literatura es un arte que nos conmueve, desde la fuerza de su lenguaje poético, frente a la realidad diversa, como diverso, complejo y múltiple es el amor, del que escribo en esta novela.

Este fin de semana, varios países celebraron con desfiles el Día del Orgullo LGBTI, entre ellos Ecuador, donde aún se debate desde diferentes frentes, el tema del matrimonio igualitario, ¿cuál es su postura?

Es sorprendente, por la carga homofóbica que llevan encima, que haya quienes convocan y organizan movilizaciones, bajo la invocación de la fe religiosa, en contra de que la población LGBTI, minoritaria y socialmente marginada, acceda al derecho de formar una familia en igual condición legal que la mayoría heterosexual. El tema de los derechos es siempre progresivo, y el derecho de las minorías, por razones de lógica jurídica y cultural, no puede ser objeto de consulta para que las mayorías decidan sobre aquel. Si se hubiera consultado, por ejemplo, jamás se habría abolido la esclavitud, o eliminado la segregación racial (...) creo que la legalización del matrimonio civil igualitario constituye un paso adelante en ese proceso sostenido que es el de construir una ciudadanía sin prejuicios, —que, en particular, abandone la homofobia, porque, al final, esa homofobia del cuerpo social es la que justifica en la mente de los asesinos sus crímenes atroces—.

Creo que es necesario una ciudadanía que acepte la diversidad sexual no solamente en la ley, sino también en su espíritu".Raúl Vallejo, escritor

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