“La guerra es paz. La libertad es esclavitud. La ignorancia es fuerza”. Resulta perturbadora la cruda honestidad y contradicción de esta frase. Cualquiera podría pensar que se trata de un juego de palabras mal empleado y no un lema político. Sin embargo, en la realidad construida por George Orwell, este representa el sometimiento de una sociedad, cuya capacidad natural de cuestionamiento se ve amenazada por un ser omnipresente que los vigila en todo momento y un partido político encargado de castigar cualquier acto de ‘rebeldía de pensamiento’ que vaya en contra de lo establecido por el Gran Hermano.