El trompetista de jazz Miles Davis caminaba junto al río Sena y se sentía libre. Louis Armstrong buscó refugiarse del sur estadounidense de la época de la segregación en el Hôtel Alba Opéra de París. La bailarina Josephine Baker impresionó al público en el Folies Bergère antes de unirse a la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Para los artistas afroestadounidenses, París existió por mucho tiempo como un refugio que les permitía experimentar su humanidad, pese a las contradicciones y tensiones raciales propias de la ciudad.