Conforme ha pasado el tiempo, el desarrollo de producciones de series, películas y telenovelas ha tenido un gran auge y más en la actualidad que hay una gran variedad de plataformas de streaming que cuentan con un amplio catálogo.

Dentro de la programación se puede encontrar contenido de todo tipo, entre ellos, las denominadas narcoseries, narconovelas, incluso películas. ¿Reflejan estas producciones la realidad de la sociedad, generan morbo o cuál es el mensaje que hay detrás?

Según Elena Burgaleta, doctora en Sociología en la Universidad Internacional SEK Ecuador, el fenómeno de las narconovelas hay que contextualizarlo en varias áreas. “En primer lugar, el gran éxito de estas narconovelas hay que reconocer que vienen de Estados Unidos, es decir, es una construcción de alguna manera, una mirada desde arriba de EE. UU., dado del universo narco, una visión de lo latinoamericano”, indica.

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La española agrega que sobre todo en estos últimos diez años “el éxito de estas narconovelas responde yo no sé si tanto al morbo como a una idealización de una situación de violencia, y eso es lo que yo considero lo que es especialmente peligroso”.

Por su parte, Carlos Tutivén, docente e investigador de Sociología de la Comunicación y Subjetividades Contemporáneas de la Universidad Casa Grande, indica que las narconovelas, las películas sobre los narcos, que vienen de los años 90, han tenido un repunte comercialmente exitoso. “Llevamos 30 años con estas temáticas. Primero son un producto cultural mediático, pero segundo responden a unas matrices culturales tanto de producción como de recepción que todos reconocemos porque vivimos en América Latina, más aún si vive en Colombia o México”, asegura.

¿Pero qué relatan, qué cuentan? se pregunta Tutivén y se responde: “Cuentan la vida de poblaciones enteras que se van por la vida fácil, del dinero fácil, de la búsqueda del reconocimiento social a la mala manera, debido a que nuestras sociedades son campos de cultivo de resentimiento social, a causa de la inequidad, la pobreza, la injusticia, la explotación y la realidad del narcotráfico inclusive, es un poco la respuesta patológica de esa línea de esos agujeros...”, reflexiona.

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“Lo que hace una narconovela es que reformula estas bandas y las convierte en algo atractivo y eso es lo que es especialmente peligroso y desde mi punto de vista peligroso para la gente pobre, porque de alguna manera crea referentes...”, reitera Burgaleta, quien agrega que también engancha con gente joven porque aparece como una alternativa en un momento de crisis.

Cita como ejemplo que por su trabajo en la estación científica de la Universidad SEK en Limoncocha, en el cantón Shushufindi, cerca de la frontera con Colombia, si abren un bar, colocan una imagen de Pablo Escobar. “Esta comunidad está muy afectada por el tráfico de drogas y entonces tienes un 80 % de jóvenes sin trabajo, sin formación, sin posibilidades de salir y eso aparece como una esperanza, como una salida...”.

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Con ella concuerda Tutivén y menciona que el autor colombiano Omar Rincón ha trabajado en el tema de las narconovelas y lo que él dice es que en estos contenidos se muestra “una estética del despilfarro, del dinero fácil y que esto seduce y persuade a los jóvenes colombianos no necesariamente para llevarlos de esa manera conductista, mécanica y lineal hacia que se vuelvan narcotraficantes, pero que seduce y persuade”.

Un criterio similar tiene Jaime Tamariz, director de casting de Ecuavisa. Menciona que además es hablar sobre la realidad latinoamericana en la que todos estamos inmersos de una u otra forma, “esas mafias tienen mucho poder y eso termina influyendo en una sociedad”. “Nos guste o no nos guste eso termina influyendo en la sociedad, porque se traduce en una cadena de violencia y en un proceso de deshumanización muy poderosa...”, asegura.

“Es terrible ver la realidad que está sumergida y que no queremos ver muchas veces porque nos resulta incómodo, porque nos parece que fuera una película que pasa en otros lados, pero no es verdad, eso pasa en nuestros países... Me parece chévere que esas novelas se acerquen a eso sin miedo de contar esas historias que nos permitan a las personas también conocer un poco, porque no son necesariamente documentales que te dan una información, pero sí hablan, como lo hacen la mayoría de las novelas, hablar sobre los conflictos humanos...”, agrega Tamariz.

En cambio, Gabriela Calvache, directora de la película La mala noche, señala que poco se ha tratado sobre el tráfico de personas, que va ligado con el de drogas. “Es un tema (narconovelas) que genera mucho morbo, pero eso a mí no me da miedo, en el sentido de que también es parte de nuestra realidad y hay que analizarla”, señala.

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“No sé si terminamos endiosando a estos personajes, pero sí siento que el narcotráfico es un tema que nos atraviesa...”, agrega Calvache.

¿Éxito de narconovelas?

“El problema de las narconovelas no es la narconovela, es el éxito que tiene y el éxito que tiene sobre determinada población y en determinados momentos”, indica Burgaleta.

Para Calvache, hay que pensar en cómo se mide el éxito. “El éxito lo medimos por el público, el éxito lo medimos por lo estético, por un aporte de investigación, cómo medimos el éxito. Si el éxito lo medimos por el público, estamos teniendo resultados de algo que es muy popular, no diga que sea, pero digo que responde a una estética que tiene que ver con que sea más digerible, que sea entretenido, que responda al rating, a ciertos parámetros que no están mal”, explica.

Sin embargo, dice, si se mide el éxito con un tema de investigación que no necesariamente tiene que ver con la venta, con la cantidad de público, “tal vez lo miramos de distinta manera”. “Entonces obviamente el hecho de que estén en plataformas comerciales va a marcar de alguna manera cómo se da ese contenido. Creo que respecto a los temas de narcotráfico hay muchas cosas que decir que todavía en muchas series no se han dicho...”, afirma.

Según la cineasta, lo que está pasando con las series en la actualidad es que de alguna manera se han convertido los nuevos libros. “La gente ahora ya no lee, ahora están todos metidos viendo series, tampoco van al cine, las nuevas generaciones ya no ven películas”, afirma.

¿Promueven la apología de la violencia?

“Absolutamente. Normaliza la violencia que es peor, idealiza la violencia. Es decir, la manera de salir de una situación..., no tiene autoestima, no sabe para dónde, ni lo que quiere, ni hay un espacio en la sociedad, aquí le damos la fórmula mágica y entonces de pronto la violencia no es solo que le hace fuerte, sino que de pronto se convierte en la manera de salir, de sobrevivir...”, afirma Burgaleta.

En cambio, Tutivén señala: “Ya tenemos naturalizada la percepción que dice que la corrupción, la delincuencia, la violencia forma parte de la vida, ya no es algo que nos llama la atención para repudiarla de una manera moral, ya en América Latina está como habituada a que forma parte de nuestro ecosistema...”.

Si bien se muestran los beneficios de las riquezas... también se muestra el otro lado oscuro, porque un día están en un sitio maravilloso, pero al día siguiente están muertos la mayoría. La vida de un narcotraficante es corta, ninguno llega a los 50 años, muy raro es que un narcotraficante llegue a los 50, porque entre ellos mismos se matan...”, dice Tamariz.

Es muy fácil señalar con el dedo y decir: '¡Uy!, no qué horror, esa mujer es una prostituta, no tiene valores', pero es necesario ponerse en esa situación de decir 'ok, de repente no tengo más opciones, de repente con esto puedo dar de comer en mi casa' y por eso lo hacen. Yo no creo que nadie quiere ser realmente malo, sino que guiados por la ambición, por la codicia, en el camino se van volviendo malos y hacen maldades”, agrega.

Asimismo indica que como artista piensa que el trabajo de los actores es defender al personaje que están interpretando.

En tanto que Calvache cree que hay una apología de la violencia. “No sé si es mostrar la realidad (con estos contenidos) es mostrar una interpretación de la realidad que es otra cosa. Porque la realidad per se no existe, entonces siempre va ser una interpretación desde la industria, por supuesto que puede haber una apología si es que no hay una reflexión...”, señala.

¿Hasta qué punto entretienen?

“Por comunicación sabemos que nada tiene un solo mensaje unívoco, las recepciones son multívocas o interpretables y si bien me entretienen, el entretenimiento en la membrana me hace permeable todos los contenidos que están dentro de ese entretenimiento, es decir, si yo soy joven susceptible de influencias, yo voy a ver el brillo del narco, la dureza del sicario, el brillo de la chica modelo, el carro que tengo, la fama y el 'respeto' que me he ganado a base de bala, esto de alguna manera termina permeando los inconscientes de los sujetos...”, afirma Tutivén.

Recomendaciones

Burgaleta sugiere hablar sobre la violencia en los centros educativos, desarrollar la empatía; la universidad tiene una responsabilidad importante en investigación, tiene que hacer propuestas porque además cada contexto es diferente; y en tercer lugar también tiene responsabilidad el Estado, desde las políticas públicas. “Es un tema importante que si no se empieza a trabajar ahora vamos a encontrarnos con unas generaciones tremendamente violentas y lo que es peor como una naturalización, como normalización de esa violencia...”, asegura.

Padres deben controlar lo que ven menores

La psicóloga clínica Paola Córdova indica que las narcoseries venden una propuesta con un contenido muy violento. "Si bien es cierto pueden ser muy cotidianos en la sociedad que nos manejamos hoy en día, los padres no se involucran en el momento de ver los programas que miran sus hijos".

De acuerdo con la psicóloga, que trabaja con niños y adolescentes, es fácil ver cómo hay un consumo excesivo de "tecnología, de drogas, del exhibicionismo de las mujeres, se pone en una postura denigrable a la mujer, solamente como un objeto sexual”. “Que un adolescente esté viendo todo esto y que no tenga la información de un adulto que vaya a resolver cualquier duda. Eso es lo que más realmente perjudica en el momento de ver narconovelas", dice.

Reconoce que el problema del narcotráfico siempre ha existido, pero que ahora le dan un realce porque es lo que vende. "Lamentablemente, todo lo que es rosa, rojo y amarillista es lo que más vende; en cambio, programas en los cuales se va a ver algo de aprendizaje, que va a ayudar como ser humano, lamentablemente es lo que menos se ve y eso te lo dice el rating de los canales, ya sean nacionales o internacionales", señala la profesional.

La edad idónea para ver este tipo de contenidos, según Córdova, es a partir de la adolescencia. "Qué le llamamos la adolescencia, no hay una edad marcada como tal, pero podemos decir que un adolescente a partir de los 14-15 años ya puede distinguir entre lo bueno y lo malo, y siempre la sugerencia va a ser que así tenga la edad que tenga , en este caso de 14 años para arriba, tenga la compañía de un adulto...".

Aplaude que actualmente en los programas y en los canales se especifique el rango de edad al que está dedicado el contenido que se va a ver en la TV y pide el acompañamiento de un adulto. "Antes de ver el programa, decirle: 'mira mijito tú vas a ver esto y cualquier duda que tú veas rara o que te sorprenda no tengas miedo en preguntarme'. Porque esa es otra. Muchas veces nuestros hijos no preguntan por miedo, por miedo a ser repudiados, por miedo a ser silenciados o por tabú, porque en casa no se habla de estos temas, no se habla de droga, no se habla de sexo, no se habla de nada de estas cosas que es importantísimo poder hablar con nuestros hijos", enfatiza.

Acota que es importante hablar sobre esos temas en un lugar acogedor de la casa y no mientras desarrolla alguna actividad del hogar, es primordial el contacto ocular, dice. Asimismo sugiere que si el adulto tiene alguna duda de cómo manejar un tema, acuda al especialista. (I)