Ramiro Cepeda Alvarado, director de la editorial Edino, recuerda aquel agosto del 2003 cuando en los exteriores de La Librería se colocaban tres cuadras de filas de personas, que -con la ilusión sobre los hombros- estaban a la espera de recibir un autógrafo de Quino -de esos que hacía con un dibujo-, quien se encontraba en Guayaquil por primera vez.

El humorista gráfico visitó el país por segunda ocasión (antes fue a Quito) para participar de la Feria Internacional del Libro y la Palabra que se daba en este entonces en el MAAC. Diez años asegura Cepeda que le tomó concretar la visita.

Durante su estadía de cuatros días, visitó dos colegios (Colegio Balandra Cruz del Sur y Colegio Logos) y participó de un coloquio en el Bankers Club, que tuvo de moderador a Bernard Fougères, y de panelistas a Blasco Peñaherrera, Xavier Bonilla (Bonil) y Francisco 'Pájaro' Febres Cordero.

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Además fue declarado Huésped Ilustre por el alcalde de aquel entonces, Jaime Nebot.

Jaime Nebot, alcalde de aquel entonces, junto a Quino, tras ser declarado Huésped Ilustre de la Ciudad. Foto cortesía de Ramiro Cepeda.

De aquellos días Cepeda resalta algunas anécdotas, por ejemplo, el coñac de 100 años que el recordado Bernard abrió en homenaje a Quino, a quién le guardaba una profunda admiración. “Se hicieron fraternos amigos”, señala.

También rescata la petición que el caricaturista soltó con su humor característico. “A mí no me pongan nada en la agenda antes de las diez de la mañana porque yo no pienso”, rememora.

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“También nos contaba que antes de irse a cualquier viaje en cualquier avión decía que se comía un par de huevos fritos porque el doctor se los había prohibido, decía que por si se cae el avión ya se va comiendo”, comenta Cepeda, sobre el humorista al que describe como un hombre de buen comer y buen paladar para el vino.

El editorialista lo recuerda como un hombre de pocas palabras. "Era un hombre que era muy puntual en lo que decía, casi como un dardo que daba en el clavo. Le gustaba andar graficando las cosas que veía”, comenta.

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Bonil en su visita al Colegio Logos. Foto del Archivo de El Universo.

En esto coincide Bonil. “Él era una persona muy reservada, no era muy conversón… para mí fue un encuentro fetichista con un ícono que yo admiraba mucho, era estar cerca de un gigante y disfrutar de la reunión...”, manifiesta el ecuatoriano.

En una nota para este Diario (publicada el 22 de agosto de 2003 ), el mismo Quino se lo confiesa al 'Pájaro' Febres Cordero, en una entrevista: "Sí, tengo dificultades para comunicarme, soy bastante tímido y encerrado, de pocos amigos. Pero la reiteración de ir a auditorios y estar ante el público, responder a entrevistas para la televisión y reportajes (aunque no los acepto de muy buen grado) me han enseñado a ser más suelto".

"Me gusta ir a conciertos y óperas. Y al cine. Amo la música, pero soy muy malo para cantar", también le dijo.

Durante un coloquio con Bernard Fougères, Xavier Bonilla (De fondo) y Francisco 'Pájaro' Febres Cordero (En primer plano)

Además le compartió su pensamiento sobre la muerte, un tema que le obsesionaba, pues aseguró que le temía al sufrimiento físico. "Quisiera morir de un infarto o de un accidente de esos que ni te enteras. Pienso mucho en la muerte y en el suicidio. Eso es algo muy recurrente".

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La muerte es un tema que me obsede bastante. No como un problema metafísico, sino porque tengo miedo al sufrimiento físico. Quisiera morir de un infarto o de un accidente de esos que ni te enteras, Quino, 2003.

El dibujante y humorista gráfico Joaquín Salvador Lavado, más conocido como Quino, falleció este miércoles 30 de septiembre, a sus 88 años, en su ciudad natal Mendoza, Argentina. (I)