En 1962, el gobierno surcoreano promovió la migración por motivos de trabajo y acordó contratos laborales con algunos países. En 1982, punto álgido de esta emigración, unos 197.000 surcoreanos trabajaban fuera de su país. Después de la caída del sector constructor en los países que los acogieron, en los años ochenta, estos trabajadores se dirigieron a otros países asiáticos, principalmente Japón, Indonesia, Malasia y Singapur, así como a otros países de la región del Pacífico. A principios de los ochenta, otros flujos migratorios se encaminaron de nuevo a América Latina, especialmente a México. Entre 1980 y 1990 unos 35.000 coreanos salieron para ir a trabajar al extranjero.