Así como para el estadounidense Tim Ballard resulta imposible contar en los 135 minutos que dura la cinta Sonido de libertad su amplio trabajo en contra del abuso y explotación infantil, para este Diario fue todo un desafío aprovechar los siete minutos que tuvimos frente a frente con este personaje –durante la presentación de la cinta en Guayaquil el pasado jueves 7 de septiembre en Supercines Entre Ríos– para preguntarle todo lo que nuestros lectores quisieran saber sobre la producción protagonizada por Jim Caviezel, Eduardo Verástegui, Yessica Borroto, entre otros.

Esa noche, Ballard recibió amablemente a este medio de comunicación en un set preparado por todo un equipo en el que cada miembro –según lo percibimos– está convencido de que su trabajo en esta película trasciende a una producción audiovisual y que suma a una misión mayor.

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Sonido de libertad está en cines ecuatorianos desde el pasado 31 de agosto y relata la travesía de Ballard (Jim Caviezel) por salir del sistema y legislación establecida hasta entonces cuando se convierte en un obstáculo para rescatar a dos menores, Miguel (Lucas Ávila) y Rocío (Cristal Aparicio), de las manos de una red de tráfico infantil.

¿Cuán difícil fue resumir su trabajo en una película de dos horas (y un poco más) de duración y por qué escoger el caso de Rocío?

La verdad es que mis equipos y yo hemos estado involucrados en más de 1.000 operaciones. No escogí yo este caso, fueron el director Alejandro Monteverde y Eduardo Verástegui, el productor, ellos lo escogieron. Como ellos querían hacer una película sobre esto, me llevaron a una cabaña en las montañas de Utah y durante dos días yo contaba todo lo que había hecho y ellos escogieron esta historia.

Y ahora que está en la gran pantalla, ¿qué impacto siente que tendrá la historia de Rocío en quienes van a ir a ver la película?

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El impacto va a cambiar todo. Por casi 20 años he estado en esta lucha y el desafío más grande para mí siempre ha sido abrir los ojos, abrir la consciencia de la gente, porque la gente no quiere verlo, porque es un tema feo. Pero con esta película está ocurriendo algo diferente, la gente quiere verla, quiere saber la amenaza que está sobre los niños en todo el mundo y para mí eso es un milagro, porque la gente está llegando a las salas de cine. Yo le dije al productor y al director, hace ocho años, que mejor no hicieran esta película porque nadie iba a ir a verla pero ellos me respondieron: “No me importa lo que dices, Tim. Dios nos ha dicho y vamos a hacerlo”.

¿Qué terrible realidad lo trajo hasta nuestro país?

Cuando Rusia atacó a Ucrania, mi esposa (Katherine) me llamó diciéndome que yo fuera para ayudar a los orfanatos para encontrar familias en los Estados Unidos, y le dije que cómo iba a ir yo mientras caían las bombas de Rusia, pero unos minutos después recibí otra llamada y era Mel Gibson y él me pidió lo mismo. Y ahora no tengo tiempo de explicar todo porque todo va a salir en un documental, pero encontramos en Ucrania una pista de unos pedófilos de Holanda que ya habían sido arrestados, pero ahora estaban como fugitivos escondidos en México y Ecuador. Ellos tenían un hotel donde invitaban a niños hombres de 10 años o menos. Recibimos esa información y trabajamos junto con la Policía Nacional, con la Embajada estadounidense y con la Fiscalía, quienes nos dieron una orden de cateo y entramos en ese hotel y encontramos a los pedófilos, y ahora ellos ya están condenados en la cárcel y los niños, seguros. Hace unas semanas volvimos para brindar más apoyo a estos niños vulnerables. Aún no sabemos quiénes fueron víctimas del abuso sexual directo, ya ellos estarán listos para decir lo que pasó, pero estamos para apoyarlos, darles comida y lo que necesiten.

Finalmente, qué mensaje le darías a las personas que tras ver esta película se sienten motivados a cuidar más de la infancia, pero tienen recursos limitados.

Todos pueden orar y todos pueden ser narradores, todos pueden mandar por sus redes sociales que vayan a ver la película, y en cada región, incluso aquí, hay organizaciones que necesitan apoyo, que necesitan recursos. Por favor, encuéntrenlos, ayúdenlos y apóyenlos. Ellos son los expertos en su región para encontrar, rescatar y ofrecer también el cuidado posterior a las víctimas de la trata, que es el crimen que está creciendo más que cualquier otro en el mundo.